Opinión

Podemos corrompernos

Qué sabio fue el judaísmo al descubrir cuál es el primer pecado que comete el ser humano, que el cristianismo llama original: la codicia que corrompe a los virginales Adán y Eva. Un pecado que inevitablemente repiten hasta los más puros, como han demostrado los fundadores de Podemos.

Rousseau creía que “El hombre es bueno por naturaleza” y para ello creó a Emilio, al que forjó desde bebé como un ser perfecto, pero los humanos como él se corrompen en cuanto la serpiente les ofrece ser como Dios, o el Padrino les hace una oferta que no pueden rechazar.

Si creemos que no nos vigilan caeremos en la tentación, como ocurrió con los tres creadores y dirigentes de Podemos, a los que luego han descubierto.

El pequeño Pablo Iglesias e Íñigo Errejón pidieron pequeñas mordidas desde el principio de sus carreras, y vivieron hasta ahora de ellas: plazas de profesores otorgadas a dedo, sin concurso público, investigaciones y tesis doctorales de valor científico y práctico cero. Así, la tesis doctoral de Pablo Iglesias es solamente una larguísima, insoportable, alabanza de las manifestaciones de los antisistema europeos. La vende como un gran trabajo y es filfa, como la vida laboral de su novia, Tania Sánchez, tutelada desde niña para vivir de la política, como su casta familiar, darle contratos de 1,3 millones de euros a su hermano, y especular con sus pisos protegidos. Lo de Errejón es chusco, cobrando de una universidad arruinada por no hacer nada útil, y lo de Juan Carlos Monedero, es para el Nobel de las bobadas: antiguo conquistador español, vendiendo cuentas de vidrio ideológicas que arruinan Venezuela para cobrar grandes cantidades de euros y evadirlos en España.

Adán y Eva aceptaron una manzana, y estos quieren un país.

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