Opinión

Los presos políticos de Arco

Si en lugar de retirar las 24 fotografías pixeladas de Santiago Sierra alusivas a 74 “presos políticos” españoles de la feria la Feria anual de Arte Contemporáneo (ARCO) alguien responsable hubiera divulgado el historial de esos presos todo el mundo sabría que ese montaje era una provocación infantil e inmoral sin valor artístico alguno.

Porque los llamados “presos políticos” de Sierra son personajes indeseables que en otras democracias estarían en prisión más años que en España. 

Colocar a Alfonso Fernández Ortega, Alfon, como “preso político” número 1 desmonta desde el principio la exposición. Con múltiples agresiones y denunciado por violencia sexual, fue detenido con explosivos en su mochila en una manifestación.

El 2 es Andrés Bódalo, matón sindicalista agrario, una mole que agredía incluso a embarazadas, al que denunció un concejal socialista al que golpeó sañudamente. La mayoría son colaboradores de ETA o anarquistas, como quienes pusieron bombas en la catedral del Pilar, o el okupa chileno Rodrigo Lanza Huidobro, que mató a un hombre por la espalda con una barra de hierro por llevar unos tirantes con la bandera de España, y que antes había dejado tetrapléjico a un policía local. Es nieto del general Huidobro, golpista con Pinochet.

También están los autores del casi linchamiento de dos guardias civiles, de los que Sierra explica que “resultaron lesionados” en Alsasua. Casi todos esos “presos políticos”, algún caso es de 1984, están en libertad, por lo que quedan en prisión por actos graves poco más de una docena, entre ellos varios catalanes participantes en el intento este otoño de golpe de Estado, Tejeros sin armas,  como Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.

Todos estos “presos políticos” serían presos comunes en cualquier democracia; alguno, como Lanza, con la cadena perpetua.

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