Opinión

El rey que reinó

Fernando Ónega lo ha conseguido otra vez: el periodista lucense que le creaba al abulense Adolfo Suárez sus frases impactantes, como aquella de “Puedo prometer y prometo” para anunciar en 1977 la democracia, ha logrado obtener confesiones de Juan Carlos I, el Rey no reinante ahora, para su primera biografía escrita tras abdicar el pasado 2 de junio.

“Juan Carlos I: El hombre que pudo reinar” (Plaza y Janés), estará a la venta el 2 de enero, pero el propio Ónega adelanta en los medios informativos algunas partes del libro que incluyen revelaciones del monarca designado por Franco como heredero “a título de Rey”, aunque él heredaba una dinastía multicentenaria de reyes, el último, Alfonso XIII.

Lo interesante del trabajo de Ónega podría ser la parte humana : el Rey, hombre agradecido, sobre todo, a los líderes socialista y comunista, Felipe González y Santiago Carrillo, que aceptaron la monarquía, pese a su republicanismo, a cambio de la democracia plena que el mismo monarca encarnó.

Aparecen sus problemas físicos y humanos y, aunque Ónega no desvela todavía las partes escritas que podrían herir a la familia de Don Juan Carlos, descube sus emociones en los momentos más importantes de su vida personal e institucional.

Incluye, además, un testimonio atribuido a sus cercanos: la Real petición a la infanta Cristina, desobedecida por ella, de que renuncie dignamente a sus lejanos derechos dinásticos.

Hay un aspecto fundamental en la vida de Don Juan Carlos que recoge Ónega y que muchos periodistas hemos comprobado en el exterior: si España tiene ahora multitud de empresas triunfando fuera y dando trabajo dentro, parte se debe a la labor de este viajante que llevaba en sus maletas, para exhibirlo y venderlo, todo lo bueno que creamos aquí.

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