Opinión

Buscar al malo

Refiriéndose a los antiguos relatos policiacos generalmente ambientados en alguna casa noble del Reino Unido, los expertos en el género determinaron que con una elevada probabilidad el asesino era el mayordomo, una situación que ciertamente se cumple en alguna novela pero que ni mucho menos es tan habitual como se presume. La literatura policíaca está llena de tópicos, y por ejemplo y aunque todo el mundo imagine lo contrario, no hay en la obra de Arthur Conan Doyle ni un solo pasaje en el que Sherlock Holmes le diga a su ayudante el fiel doctor, “elemental mi querido Watson”.

Cualquiera seguramente acertará más si sospechara que detrás de un entrenador de cualquier deporte femenino hay oculto un villano. Los casos se repiten con dramática contumacia y salen al exterior mucho tiempo después de que se produzcan, lo que suele añadir miseria y vergüenza a las situaciones porque todos esos actos ocultos se han repetido sin que las instancias federativas se hubieran enterado de nada hasta que estalla el escándalo, una explosión que salta cuando las víctimas están retiradas y han tenido que tragar tanto a lo largo de su vida deportiva que cuando la abandonan no se pueden callar las experiencias vividas y acaban por confesarlas.

El caso de las gimnastas norteamericanas es emblemático y se ha ido prolongando en el tiempo y en el subsuelo hasta saltar por los aires con unos resultados dramáticos, cárcel e incluso suicidio para los responsables. Pero ahora sabemos de la tragedia que han vivido otras grandes estrellas de la gimnasia como Nadia Comaneci, a la que sus entrenadores sometieron literalmente a la esclavitud, y a la que humillaron, maltrataron y de la que probablemente abusaron sin que los dirigentes rumanos dijeran una palabra. Ese tipo de comportamientos se ha repetido en el tenis, en la natación, en especial en la sincro, y en atletismo, por ejemplo.

Ahora brota en la selección nacional de baloncesto con el testimonio de jugadoras tan emblemáticas como Anna Cruz y Marta Xargay que acusan a Lucas Mondelo de haberlas acosado, despreciado y maltratado. El caso es que el seleccionador ha sido cesado con carácter fulminante por la Federación. Mondelo no cazó metal en Tokio pero da la impresión que el motivo de su cese es el otro. El más despreciable.

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