Opinión

Cambio de estrategia

La necesidad socialista por revertir la tendencia en las próximas elecciones nacionales le obliga a establecer estrategias en función de lo que adivinan sus gurús del comportamiento. La construcción de las listas con la masiva presencia en ellas de personajes procedentes de la élite del sanchismo a los que hay que colocar en posiciones que garanticen la consecución de escaño para que no se queden sin sustento y tengan que ir por ahí mendigando amparo en consejos de administración y accesos a la iniciativa privada donde se manejan mal, ha ofrecido otra arista más en el conjunto general del mensaje, porque trasluce un sálvese el que pueda que transmite miedo y desconfianza. Esa sensación de huida y consecución de un refugio donde quedarse y seguir ganando lo suficiente para mantener el estatus, es un símbolo de mezquindad y propone una sensación deplorable que se ha combinado mal con la estrategia primera elaborada por los estrategas del presidente en su empeño por convertir al PP en derecha fascista, intolerante y repulsiva, un concepto magnificado que el plan de campaña trató de inyectar en la opinión pública española. La operación no ha debido surtir el efecto deseado y mucho menos tras el episodio de confección de candidaturas que ha irritado profundamente a que no entran dentro del privilegiado grupo que Sánchez desea salvar, y que ha defraudado profundamente a la opinión pública, la cual advierte inseguridad y preocupación en la propuesta que transmite la fracción gobernante.

La nueva prédica acaba de ponerse en práctica y consiste en sacar pecho de las conquistas económicas. Paradójicamente, y en estos primeros tramos de pre campaña, el PP se muestra excepcionalmente sensible a los temas sociales y el PSOE se ha volcado en potenciar la agenda económica cuando debería ser al revés. Y ahí es donde entra Calviño, vicepresidente primera del Gobierno y referente obligado en este nuevo enfoque. Los que no muestran empatía con ella dicen que Nadia Calviño no se juega nada en este evento y la verdad es que no les falta razón. No va en lista alguna y no se la combate en las urnas, si el PSOE gana y gobierna seguirá como Vicepresidenta y si pierde se volverá a su confortable posición en Europa. Los que la quieren piensan que es el verdadero cerebro de la causa. Y a los demás, casi nos da igual porque no entendemos. Pero una cosa es la macroeconomía y otra, la cesta de compra.

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