Opinión

Cincuenta sombras y media

El desnudo es una fórmula de comportamiento habitual en nuestra sociedad, e incluso y desde principios de los años setenta en que se produjo una profunda revolución de orden cultural y social, para muchos se convirtió también en una forma de vida. Nosotros llegamos tarde a estos movimientos de ruptura por razones de sobra conocidos, pero a la hora de incorporarnos lo hicimos a conciencia. Siempre hemos sido un país de comportamiento pendular, y pasamos del negro al blanco y del blanco al negro en un suspiro y sin tiempos intermedios. Nuestras actitudes son, en general, más fruto del apasionamiento que de la reflexión, y en contra de cómo suelen proceder otras civilizaciones más maduras, nosotros siempre acabamos liándonos la manta a la cabeza.

Es por eso por lo que particularmente me sorprende la expectación y el debate producido por el estreno de la película “Cincuenta sombras de Gray” denostada por la crítica y los expertos en cinematografía pero carne de taquilla para el gran público que se ha arremolinado para verla como nosotros en su día hicimos con “El ultimo tango en París”, aquella película de 1972 que había que ver en el extranjero y que provocaba atascos de tráfico y excursiones multitudinarias a la frontera de Persignan. Yo la vi en Ámsterdam, hablada en inglés y con subtítulos en holandés y no me enteré de la mitad Volví a verla muchos años más tarde y me pareció una cataplasma artificial y pretenciosa tan falsa como un duro de madera.

El fenómeno actual, la versión cinematográfica de una novela que alguien ha decidido como porno para alta burguesía, sorprende por este revuelo en una sociedad supuestamente muy evolucionada pero que sorprendentemente responde a estímulos que parecían ampliamente superados o incluso caducos. Hace años, cuando el país se abría trabajosamente a las nuevas tendencias, causó impacto “Nueve semanas y media” y hay que entenderlo. Pero en estos nuevos tiempos en los que todo es tan explícito y nada se esconde hay cosas que cuesta explicarse aunque quizá estemos asistiendo a un nuevo ciclo porque la existencia del ser humano no es más que eso.

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