Opinión

La concejalía virtual

Manuela Carmena, que no para de tomar decisiones rodeada de una corporación que le obliga a hacerlo cada dos por tres, acaba de crear una concejalía virtual destinada a desmentir aquellas informaciones que la alcaldesa de Madrid y sus colaboradores consideren erróneas, citando de paso a los profesionales que las han propagado para que sean sometidos al ludibrio público desnudos de cualquier afecto. La alcaldesa no ha tenido en cuenta que, por el momento, esas equivocaciones en materia de política municipal brotan de su propio entorno. En lugar de cesar a los miembros de su equipo gobernante que meten la pata, mata al mensajero. Como estamos en los inicios del nuevo milenio lo hace utilizando para ello las plataformas virtuales más avanzadas. Los mismos canales, todo hay que decirlo, que han reflejado los excesos lingüísticos de dos de sus concejales y que han demostrado que aquella edil que argumentaba que su presencia en la invasión de la capilla universitaria era pura casualidad –pasaba por allí según ella y no participó en los hechos- era mentira. La tecnología la muestra entre los miembros de la singular protesta actuando activamente y sin camiseta.

Pero claro, eso de tomarla con el mensajero es un hecho acostumbrado y ya a ninguno de nosotros nos pilla por sorpresa. Si bien sospechoso es que la alcaldesa de Madrid necesite crear una página web para desmentir informaciones municipales, tampoco resulta tan raro que esos errores se atribuyan al que los escribe y no a quien se los cuenta. De no ser así, a estas alturas a Carmena le quedaría en pie la mitad de los integrantes de la lista con la que obtuvo unos resultados que le permitieron asumir el gobierno. Pero no les auguro yo una existencia tranquila como siga por ese camino, aunque vaya a trabajar en metro y salude por su nombre a todos los guardias de su policía municipal. Hay cosas que se disculpan mal sean los informadores del paño que sean.

Por mi parte, y como le respondí hace años a quien me preguntó en quién me fijaba a la hora de escribir, vuelvo a mantener que mi ídolo sigue siendo el ejemplar, cáustico, liberal y comprometido Ramón de Mesonero Romanos, madrileño castizo cuya lectura recomiendo mucho a la tropa de Carmena. Para que vaya aprendiendo y de paso, le rinda el homenaje que merece.

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