Opinión

El congreso se divierte

Mientras el Congreso se divierte a costa de una peregrina moción de censura tan inútil como prescindible, la vida continúa fuera de las almenas del fortín de la Carrera de San Jerónimo protegido por la pareja de leones fundidos con el metal de los cañones capturados al moro. Es una moción de censura perfectamente constitucional y también perfectamente estúpida porque, en mi opinión, ni siquiera sirve para que se luzca Sánchez como algunos analistas profundos del asunto político insinuaron en los días previos. Ramón Tamames es un hombre viejo pero también es un hombre listo y de dialéctica brillante que ha soportado sin erosión aparente el tiroteo al que le ha sometido una oposición de una calidad parlamentaria deleznable por lo que yo he podido seguir en los tiempos en los que he sintonizado un ejercicio tan inútil. Me da la impresión de que este episodio va a pasar desapercibido como pasan otras muchas situaciones que aparentan una trascendencia demoledora en el pensamiento colectivo y luego se diluyen en cuestión de días sin dejar huella. No hay en el elenco actual de sus señorías nadie capaz de sobresalir del mediocre término medio por sus virtudes oratorias como pasaba en tiempos. Los ciudadanos de estos siglos no podemos apreciar las prendas de los parlamentarios de antaño porque no hay testimonio sonoro de Castelar en la tribuna o de Prim gritando a los cuatro vientos su famoso: “Borbones jamás, jamás, jamás”, pero cabe sospechar, por el desempeño que en el uso de la palabra muestran los actuales, que ninguno remonta una condición pésima que incluye en su conjunto no solo el continente sino también el contenido. El propio presidente Sánchez es un ejemplo de debilidad y evanescencia en el decir, a pesar de comparecer rodeado de asesores y mastines del debate que, a juzgar por los resultados, deben servirle bien poco.

Digo por tanto, que la vida sigue mientras el congreso se divierte como aquel de Viena que bailaba el vals mientras Napoleón se escapaba de la isla de Elba. Y que al margen del debate, la cesta de la compra sigue subiendo, el gasto público está disparado, los carburantes son caros y escasean, y la situación económica en general está que trina. Al margen del debate sigue bullendo el tito Berni, la ley del sí, el Barça y Negreira, las encuestas de Tezanos y todo lo demás. Pero el Congreso lo está pasando bien y cobrando a tanto la sesión. Pues qué bien.

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