Opinión

Crónica de un delirio anunciado

Partiendo de la base -en mi opinión difícilmente refutable salvo por los directamente implicados- de que la declaración de independencia firmada por el Parlamento de Cataluña es lo más parecido que yo recuerdo a un golpe de Estado, convengamos también que el futuro que afecta a esta desventurada región es, cuando menos, inquietante. En ese clima de tensión infinita impuesto por una troupe que pone los pelos como escarpias y cuyo aspecto exterior ya inspiraría ciertas reticencias –zampabollos, un portero de discoteca y el príncipe de Beckelar- estalla sobre la mesa el enojoso asunto de la familia Pujol, en el que ya todos sus miembros están imputados.

Hace un par de años, un enojado Pujol respondió a una pregunta sobre su estado patrimonial con esta inusitada desconsideración: “la Udef, la Udef, ¿Y quién coño es esa Udef?” Los pata negra de la investigación por delitos fiscales, santo y seña del renovado y tecnificado cuerpo de Policía Nacional están ahora sentados en el comedor del domicilio familiar y Pujol y su trama –el juez no ha admitido todavía que esta familia pueda equipararse a una banda criminal pero hay que darle tiempo al tiempo- ya saben quién coño es la Udef y eso que todavía no ha tirado de la manta. El desprecio infinito que le mereció a Pujol este cuerpo de élite no ha contribuido precisamente a suavizar el procedimiento. La Udef se la tiene jurada al clan, y ya con luz verde los va a perseguir hasta el catre.

Junts pel Sí, cuya denominación apenas tiene que ver con sus intenciones verdaderas y podía haberse llamado con mucha más propiedad Por mis santos cojones, propicia la rebelión en connivencia con diferentes agrupaciones en estado de sitio aunque en esta pobre Cataluña cuyos dirigentes han perdido por completo la razón y han convertido una tierra culta, avanzada y generosa en un manicomio, todo está conectado. La verdad desnuda es que la Olimpiada Barcelona 92 mereció unas inversiones multimillonarias que cambiaron la ciudad y de cuyo montante, Pujol y los suyos se llevaron el 3% depositado hoy en paraísos fiscales. Sospecho que ese es el meollo último de la declaración de esta irracional asonada independentista a la que va a ser complejo y muy amargo poner ahora freno. Esto va a acabar mal, lo presiento.

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