Opinión

La derecha de Atila

A estas alturas de la película vengo en reconocer que si bien las películas de vampiros han dejado de darme miedo siguen produciéndomelo aquellos personajes de carne y hueso que manejan los centros de decisión y poder en el mundo y que, a la vista de sus retratos, no aparentan sin embargo diferenciarse sustancialmente del resto de sus congéneres salvo por el grosor de su cuenta corriente. El sujeto que ha puesto al gobierno argentino de espaldas a la lona y es el más directo y último responsable de su suspensión de pagos parece un hombre muy normal y muy corriente aunque cuando uno se inicia en los entresijos de su carné de identidad se aviene a sospechar que por mucho ademán del común que este señor tenga, una cuenta corriente que sobrepasa con largueza los mil millones de euros no puede de ninguna forma equipararse a la mayor parte de los seres humanos. Es cierto que es calvito, barbudo, lleva gafas e incluso sonríe. Pero hasta ahí…

Claro que el señor Singer, como así se llama el dueño de la empresa aseguradora MNL especializada en comprar deuda de empresas y países en apuros para aguantar con ella hasta que se produce una reactivación que le permita litigar y cobrarla con creces, le ha echado un pulso a uno de los seres que más miedo da de este mundo y que no es otro que la presidenta argentina, doña Cristina Fernández del finado Kirchner, al que algunas fuentes sospechan pudo dar matarile en la soledad de su estancia sureña. La dama y antigua militante de la izquierda peronista con verbo encendido y perfumes guerrilleros, ha cambiado de registro, se ha entregado a la moda y el cirujano plástico y ido a dar en su estremecedora deriva con este preboste del partido republicano al que el tea party le parece avanzado. Una revista norteamericana asegura que ideológicamente está a la derecha de Atila pero esta condición furibunda no se refleja en su semblante salvo que uno se detenga a observar con mayor reflexión el ingobernable rictus de su labio inferior. Entonces uno comprende el alcance de esos comentarios y la materia oculta de la que está hecho este personaje que coincide con su alter ego, la señora presidenta, para llevar a Argentina al más completo estado ruinoso. El acuerdo entre ambos es total pero los motivos son distintos. Y ahí viene el drama.

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