Hristo Stoichkov ha dado sobradas muestras de incotinencia, pero hace unos días reflexionó con fundamento sobre un mal que es endémico en el Fútbol Club Barcelona y que él mismo hubo de probar para su desgracia, de tal modo que habla con conocimiento de causa. El búlgaro -que hizo como que entrenaba al Celta, ha probado de directivo, ha sido comentarista de en la tele y en ninguno de esos puestos se ha desenvuelto bien- afirmaba la semana pasada en un diario que no conoce aún a ninguna de las grandes estrellas del Barça que haya salido del club bien tratado y por la puerta grande. Todos, incluido él mismo, se han ido tarifando, sin volver la vista atrás y por la puerta trasera. Son los casos bien patentes y constantemente recordados de Schuster, Figo, Eto’o, Ronaldo, Ronaldinho, Ibrahimovic, Laudrup, Cruiff, Guardiola, el mismo Stoichkov y muchos más que se quedan en el tintero. Se trata de una situación que nunca se ha gestionado con prudencia desde las diferentes directivas azulgranas, y la historia del Barcelona está plagada de estos desencuentros trágicos.
Con el que ahora se especula es con el de Leonel Messi, enfrentado según dicen en este vendaval que se ha llevado por delante a Zubizarreta y a Puyol, con su entrenador Luis Enrique, y muy enfadado por el trato que está recibiendo por parte de los que dirigen la entidad. Messi es uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos y pieza angular de la historia reciente del Barcelona, artífice máximo de sus años de gloria, el más querido por la afición, el más valorado por los medios de comunicación, el más famoso mundo adelante, el que más recursos genera en clave publicitaria, el que más galardones ha logrado, el que ha batido todos los registros, el único, el mejor, el dios viviente. El adorado Messi que llegó de adolescente a la Masía y se ha hecho el amo. Pero Messi es un joven raro, reconcentrado y huraño que se rodea de su gente y tiene al parecer los amigos contados. El largo rosario de desencuentros históricos entre el Barça y sus astros planea sobre la mítica de un club cuyas crisis son mucho más turbulentas que las que se producen en cualquier otro, incluyendo las de su eterno rival. La tradición manda.
