Opinión

Diputado en estado delicado

Sospecho que Pablo Sánchez no lo está pasando bien y su fracaso en un intento más voluntarista que sensato de acceder a la Moncloa le está pasando una factura que tampoco es estrictamente política. Pedro Sánchez está comenzando a comprobar en sí mismo los resultados de este comportamiento cuajado de errores que ha acabado mostrándole ante la opinión pública como un fiasco, lo cual es muy grave aunque probablemente es más grave para su propia suerte que el chasco sea compartido por la mayor parte de sus correligionarios. Sánchez no tiene en estos momentos más fiadores que el núcleo duro que le ha acompañado en esta aventura, su férrea guardia de corps a la que han tomado el pelo lastimosamente desde todas las esquinas del cuadrilátero y con la que había conseguido arañar una prórroga a su destino anunciado. Salió vivo de aquella aciaga noche electoral en la que, contra todo pronóstico, consiguió voltear la situación y mostrarse como vencedor donde solo había derrota, pero este asombroso juego de manos no puede durar siempre y Sánchez vuelve a caminar sobre el hielo buscando desesperadamente razones para no ser decapitado. Sánchez celebra hoy la imposibilidad de un pacto de Gobierno confesando que ha sido un grave error llamar indecente al presidente Rajoy aunque más tarde, y como quiera que sus íntimos le recriminarían haberse confesado tan abiertamente, hubo de modificarse a sí mismo y añadir “en la forma”, para que aquel espontáneo acto de contrición no sonara tan expeditivo.

El caso es que la primera que le ha vuelto públicamente la espalda ha sido Carme Chacón que ayer por la mañana convocaba una rueda de prensa para anunciar que no sería cabeza de serie socialista por la demarcación de Barcelona, y la segunda Irene Lozano quien le ha dicho que tampoco desea ir en sus listas. Las calamidades raramente vienen solas y este Sánchez herido por su gente no ha hecho más que iniciar su martirio. Será el aspirante a la presidencia del Gobierno por el grupo socialista en las nuevas elecciones como Rajoy lo será por los populares, pero Sánchez ha engullido su crédito a cuenta de debilidades y despropósitos. No hay camino de vuelta y el listón está colocado en los noventa escaños. Y este periodo de cuatro meses le ha vuelto a colocar en la situación que tenía. Muy delicada.

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