Opinión

El laberinto venezolano

Un castizo diría que la situación del Gobierno con Venezuela se está encabronando. Hay en este tejido opaco y borroso elementos que comienzan a saltar a la carretera y que producen una cierta inquietud prólogo de escalofrío. Los elementos se están  juntando por sí mismos y están aflorando voluntariamente y sin otros elementos que su propia condición de inexplicables, apareciendo por los rincones como si apartaran ellos mismos las cortinas para acomodarse en el sentir general cada vez más mosqueado y cada vez más necesitado de alguien explique lo inexplicable. Se trata de un juego de cuatro esquinas en las que la vida misma ha comenzado a situar al ministro Ábalos, al ex embajador Raúl Morodo, al ex presidente Zapatero y al vicepresidente Pablo Iglesias, todos ellos vinculados con los retorcidos meandros entre los que ha comenzado a fluir un episodio geopolítico, diplomático, económico, comercial, social, parlamentario y tantas cosas más que cada paso que da se hace más extraño y más sospechoso. El empujón decisivo en la concatenación de estos hechos aparentemente desligados, se lo ha dado el delirante encuentro del ministro José Luis Ábalos con la vicepresidenta bolivariana Delcy Rodríguez en la brumosa noche del aeropuerto de Barajas que nadie ha tenido aún la dignidad de explicar sin mentir. Y al amor de esta furtiva entrevista -que primero no se celebro, luego sí pero poco, luego sí pero en el avión, luego en la pista, luego en la sala VIP pero sin decir nada, luego en la sala VIP pero diciéndo algo… y así hasta el misticismo- viene todo lo demás.

Las preguntas comienzan a amontonarse en el paladar de las gentes biempensantes, especialmente la que exige saber qué hacía esta señora allí y a qué aterrizó en España. Pero hay muchas más, claro. ¿Qué hace Zapatero en Venezuela, para quién trabaja y quién le paga?, ¿qué intereses le ligan al saqueo organizado por la trama de su antiguo embajador, Raúl Morodo, que ha sangrado las cuentas de la empresa petrolera venezolana?, ¿qué papel está jugando en todo este laberinto el vicepresidente Pablo Iglesias, ardiente defensor del chavismo de cuya magnanimidad ha disfrutado?, ¿qué le debe Sánchez a Maduro a día de hoy para autorizar la presencia de Ábalos en Barajas y un cambio de actitud copernicano?...

Hay muchas más. Por lo pronto, los jueces ya han entrado en el laberinto. Una jueza ha incautado las cintas del aeropuerto y Pedraz investiga a Morodo. Igual acabamos sabiendo algo.

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