Opinión

Los franceses de casi siempre

Alos franceses, el continuado triunfo de Nadal en el Roland Garros les duele más que cualquier otra cosa incluyendo la prisión de por vida a la que los británicos sometieron a su héroe nacional Napoleón Bonaparte en la remota isla de Santa Elena. Rafa Nadal ha ganado tantas veces como le ha venido en gana el Roland Garros –quien curiosamente no es un tenista sino un pionero de la aviación gala- y desde que el balear apareció en el panorama del tenis mundial no ha existido otro que pudiera discutirle la victoria en una competición en la que cada partido triunfante de Nadal era una como una espina clavada entre las uñas de la chauvinista Francia.

Los comentarios vertidos desde hace tiempo en la prensa gala han tratado de minimizar el brillante expediente del tenista español, y e igual se han comportado con él programas de televisión como aquel de los muñegotes del Canal Plus galo buscando su menosprecio y sembrando constante cizaña. El colmo lo suscribió un sujeto tan impresentable como su ex tenista Yannick Noah, cuyo único hito destacable en toda su carrera fue la conquista del RolanGarros en 1983 frente a Wilander, convirtiéndose de paso en el último francés hasta la fecha en levantar la Copa de los Mosqueteros. Lleva Francia por tanto treinta y dos años sin comerse una rosca y eso duele que no veas. Es más, desde 1993 el Roland Garros lo han ganado en quince ocasiones los tenistas españoles. Nadal se lo ha llevado nueve veces entre 2005 y 20014. Sólo Roger Federer fue capaz de truncar brevemente en 2009 la racha triunfal del campeón de Manacor.

Noah que tras hacer el ridículo en el tenis se pasó a cantar rap, escribió un artículo sugiriendo que los deportistas españoles apelaban para obtener sus triunfos a materias no santas. El comentario fue por demás indecente pero se ha quedado corto ante el de una ex ministra de Cultura y Deportes llamada Roselyne Bachelot buscando un minuto de gloria, cuyos disparates necesitan una respuesta fulminante no solo del propio Nadal que ha expresado su decisión de querellarse contra ella, sino de las más altas instancias de la Administración española que están en la obligación de defender a un campeón ejemplar injustamente mancillado. Los desbarres de boca tienen su respuesta en los tribunales. Motivo existe y nunca hubo razones más contundentes que ahora para usarlos.

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