Confieso haber defendido con frecuencia la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías a la interpretación del fútbol, pero tras el delirante espectáculo escenificado durante las semifinales de este pintoresco torneo llamado Mundialito que se juega en Yokohama, admito que me lo tengo que hacer ver. Ninguno de los profesionales del fútbol a los que se ha pedido opinión sobre el invento han manifestado una opinión positiva para el invento, y en mi caso me convencí de que mucho hay que afinar su aplicación para que, en lugar de despejar dudas y contribuir a la aplicación justa del reglamento, no convierta en un caos de idas y venidas la toma de una decisión tras una jugada dudosa. Por el momento esto es lo que ha ocurrido, hasta el punto de que se ha vulnerado una regla del fútbol por la que se especifica que carta en la mesa, presa. Es decir, que no se puede modificar el desenlace de una jugada ya concedida. Con el último gol del Real Madrid se produjeron tres modificaciones. Se consideró el gol como legal en primera instancia, el árbitro escuchó por el audífono que podría existir fuera de juego en el lance, se anuló el tanto de Cristiano y se procedió a contemplar la jugada por el monitor. Y finalmente, el equipo de expertos que se encarga de estudiar las repeticiones volvió a advertir al colegiado que no existía fuera de juego, con lo que el gol se volvió a considerar legal. El árbitro lo dio por bueno y la anotación se hizo definitiva. Un auténtico lío.
Los británicos han experimentado con el ojo de halcón para los goles fantasmas y parece que les va bien, pero está situación relacionada con todas las jugadas dudosas que puedan darse en un encuentro alimenta más dudas. Modric, por ejemplo, no admite medias tintas. Dice que no le gusta y que eso no es fútbol. Personalmente no soy tan radical y supongo que hora es de extraer los beneficios de una tecnología de imagen puntera como la que hoy disfrutamos para aclarar polémicas, que es lo que hacemos los espectadores de un partido televisado a los que nos repiten cuarenta veces, en cámara ultra lenta, con la acción congelada en el momento cumbre y desde distintas posiciones aquellos lances que pronostican duda. Sin embargo, hay que acertar a la hora de su aplicación que es lo que en mi opinión aún no está resuelto. Dentro de tres temporadas, se habrán arreglado estos flecos y nadie dudará de su beneficio.
