Opinión

O afiador: Gira promocional

El presidente Pedro Sánchez ha dado por concluido su viaje de tres días por los Estados Unidos y lo que debería tocar ahora es analizar para qué ha servido. Se trata de un viaje promocional más propio de un ministro de Economía que de un jefe de Gobierno, porque todas las estaciones de esta gira han estado relacionadas con una extrema necesidad. La de recuperar la maltrecha imagen de un dirigente político con la reputación dañada por un apretado conjunto de episodios de diferentes facetas que han erosionado gravemente su prestigio.

A pesar de que la prensa amiga ha tratado de otorgar a estos bolos por el exterior un rango institucional que no merece, la realidad es que esta excursión por el territorio estadounidense no tiene nada que ver con un viaje de Estado ni puede concluirse de él que guarde parentesco alguno con un objetivo diplomático de primer nivel como correspondería a la presencia en territorio exterior de un Primer ministro. Sánchez se ha paseado por ciertas cadenas de televisión en citas que le ha buscado su renovado equipo asesor, ha asistido a cenas de propaganda, ha sonreído y mostrado sus encantos –algunas cadenas le han comparado con Superman- y ha clausurado su periplo en la factoría Apple que es, es verdad, la primera empresa del mundo.

Pero, evidentemente, en su agenda no estaba Washington, capital del país que le acogía donde su visita ha sido ignorada. Es evidente que si hubiera existido alguna posibilidad remota de que Sánchez se hubiera encontrado con Biden, el tratamiento que el Gobierno español ha otorgado a la crisis de Cuba la ha anulado por completo. Hace algunos años, y en vísperas del viaje que Zapatero estaba preparando para encontrarse con Obama, este periódico se reunió en un almuerzo de interés político con la entonces ya ex secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín. La sobremesa adquirió tintes de delirio cuando Pajín anunció que aquel encuentro tenía un interés cósmico porque se reunían los dos personajes más trascendentales del planeta. Desgraciadamente, Zapatero pasó desapercibido en aquel famoso Desayuno de Oración multitudinario en la Casa Blanca, y el encuentro interplanetario murió antes de nacer. Este viaje sabe a lo mismo. Promoción personal, algunas cámaras y poco más. Otra mentira. Y van… 

Te puede interesar