Opinión

Gloria y miseria del Pasmo

Me he echado al zurrón la biografía que escribió Manolo Chaves Nogales del maestro Juan Belmonte en el año 35, un trabajo periodístico irreprochable como todo lo que escribió uno de los nuestros que es, por añadidura, uno de los mejores y quizá también uno de los más desventurados. Chaves Nogales dejó la aventura existencial del diestro mucho antes de que Juan, al que llamaban para su justa gloria “el Pasmo de Triana”, resolviera pegarse un tiro de revólver en la soledad de su finca campera corriendo el año 62, pero en el trabajo que me ha caído en las manos y que fue publicado primero por entregas en una revista de la época, ya barruntaba un hombre tan especial la idea del suicidio y eso que estaba aún entero con 45 años, y aunque maduro, muy en su sazón y muy en su papel de referente social y estampa venerada por al menos dos generaciones de intelectuales patrios, los de la pluma y el pincel del 98 y los del 27 para los que no hubo nada tan sugestivo y auténtico como este sujeto que se despachó a si mismo justo al cumplir 70 años.

Hoy está muy de moda el compromiso y las toma de causas que se desgranan enérgicas por las redes sociales. Por eso, las fracciones antitaurinas se muestran potentes y agresivas utilizando los cauces que ofrecen las nuevas tecnologías cuyo peso específico se ha multiplicado por un millón y ahora cualquier cosa que sale en la red acojona a los Gobiernos. Véase el caso del misionero contagiado por el Ébola al que se le quiere cobrar la factura del traslado por presión de los tuiteros como si no se hubiera repatriado ciudadanos españoles o no se hubieran pagado rescates, articulado salvamentos o montado operaciones de repatriación de nacionales en momentos duros antes de la del cura enfermo sin pasar la nota. 

Pero sea uno opuesto a la fiesta o entusiasta de ella, creo firmemente que personalidades como la de Belmonte están por encima del propio debate y son decisivas por si mismas. Hay quien dice que el cambio que otorgó Juan al toreo y la guerra del 14 fueron los dos argumentos que más contribuyeron a cambiar la sociedad española en el traspaso del nuevo siglo. Yo, por si acaso, me voy a leer su intensa vida cuajada de luces y sombras porque es la vida de un sujeto especial. Y de esos hay pocos.

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