Opinión

De las glorias deportivas

En el Madrid hay algo más, un intangible capaz de transmitirse de época en época, de ciclo en ciclo

Parece justo que hoy pueda yo dedicarle esta columna al Real Madrid  tras contemplar sudoroso y boquiabierto en la pantalla de televisión su hazaña en la noche mágica del pasado miércoles. Es cierto que el Madrid ha protagonizado varias remontadas que ya forman parte de la Historia, pero la hazaña escrita ante el Manchester City de Guardiola no admite comparación con ninguna otra. Yo personalmente no tengo noticias de algo que se le parezca y los archivos refrendan que semejante proeza no se había llevado a cabo nunca.

Una actuación de la magnitud de la victoria del Madrid, -que estaba perdiendo 0-1 en el minuto noventa de su partido de semifinal y que dos minutos después y en la prolongación establecida en seis por el árbitro había conseguido igualarla con dos goles seguidos y marcó el definitivo en la prórroga- no merece una reflexión ni sesuda ni ponderada. Tampoco hay que tratar de analizarla desde el punto de vista exclusivamente técnico porque estos gloriosos disparates prodigados por la entidad blanca no resisten una lectura equilibrada y ni siquiera sus propios autores han podido hacerla porque ni ellos mismos se explican cómo han podido llevarla a cabo. Los accesos de locura que el Real Madrid propone brotan de la genética, de la bioquímica, de la tradición y del alma. Y poner a este tipo de reacciones acentos de ponderación sería adoptar un comportamiento equivocado. Estos latigazos emocionales que recorren la plantilla de un equipo desde el portero hasta el extremo zurdo son reflejo de un estado emocional que no se explica en una pizarra ni se enseña en sesiones tácticas. No creo que exista un equipo de fútbol en el mundo capaz de escribir estas gestas. Esto es el Real Madrid y el que se incorpora a  su activo sabe que o se une a la cofradía o no va a tener una existencia muy activa y feliz en la casa.

Pero sería absurdo negar en este intento casi vano de explicar lo inexplicable, que hay factores que han contribuido a esculpir la leyenda. En el Madrid hay algo más, un intangible capaz de transmitirse de época en época, de ciclo en ciclo y de generación en generación. Un ente espiritual que recorre la médula ósea no solo de sus jugadores y técnicos sino y al mismo tiempo (y eso es quizá lo más importante) de sus seguidores. Y esa comunión pinta milagros como el del miércoles. Digo yo…

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