Opinión

Los gourmet teóricos

Cicen los expertos en comportamiento social que la larga crisis por la que estamos pasando nos ha enseñado a vivir de otra manera, y que estas nuevas pautas de vida perdurarán porque se han forjado en momentos de carencia y nos habituaremos a vivir con ellas del mismo modo que hicimos costumbre e incluso cultura del modelo anterior. Es decir, gastar por encima de nuestras reales posibilidades. Ahora, a la mayor parte de nosotros nos ha sido reducido drásticamente el salario y nos han aumentado los precios, pagamos más impuestos y somos considerablemente más pobres que hace cinco años. Y, por tanto, nos hemos visto obligados a prescindir de casi todo para poder seguir subsistiendo. Las condiciones de nuestra vida cotidiana se han complicado de un modo en ocasiones dramático, y no hay más remedio que afrontar el día a día con una filosofía muy distinta de la que aplicamos en los buenos tiempos porque hoy todo es más caro y está más lejos. Incluso lo que el pasado fue una práctica habitual. Por ejemplo, salir a cenar fuera de casa y hacerlo en un buen restaurante al menos una vez al mes.

Paradójicamente, la afición por la exquisitez y el refinamiento extremo en el tema gastronómico son argumentos que han impuesto en una sociedad a la que se le acusa fundadamente de renunciar al consumo, y esta aparente paradoja ha diseñado también un nuevo colectivo capaz de entender más que nadie de gastronomía y saber de restaurantes de lujo, vinos exquisitos, cocineros de talla mundial, estrellas Michelín y productos extremadamente exóticos sin haber catado ninguna de las muchas materias de las que poseen tanto conocimiento. Se de personajes capaces de cantar la genialidad de los chef más universales y las excelencias cocina sin haber estado nunca en su vida en una de ellas. Son los gastrónomos teóricos, ilustrados y expertos en el arte culinario gracias a la curiosidad y la vocación de lector y jamás se me ocurriría a mí, -cuya disponibilidad es también y por supuesto muy modesta- juzgar tales comportamientos. No todo el mundo está en disposición de viajar, tirar de tarjeta Visa y frecuentar fogones de primer nivel, y la mayor parte de nosotros ha de contentarse con conocerlos de oídas o leer sus reseñas en los diarios. Algún día, la crisis será un recuerdo y a lo mejor entonces nos comemos unas cuantas estrellas.

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