Opinión

El griego que miraba desde lo alto

Vanis Varoufakis es un hombre condenadamente atractivo según todos los indicios, que ha hecho de esa condición uno de sus activos más importantes y de su aspecto de modelo publicitario uno de sus argumentos más populares. Alto y bien formado, vestido de diseño de los pies a la cabeza y bendecido por una mirada que taladra, un gesto altivo y una pose ligeramente canalla, el titular griego de Finanzas se ha paseado por los salones de la Unión Europea literalmente en jarras, ligeramente arqueado de piernas y en actitud abiertamente desafiante.

Pero ese talante brevemente navajero no ha acabado de cosechar situaciones favorables, ha añadido tensión a las negociaciones y Alexis Tsipras, su jefe mientras no se demuestre lo contrario, le ha mandado al banquillo y ha saltado en su lugar al campo para tratar de remediar el desaguisado. Ahí es nada doña Merkel cruzando la mirada y el gesto con Vanis Varoufakis.

El primer ministro griego ha sabido desde hace tiempo que plantando cara a sus acreedores no se consigue otra cosa que su rechazo, y que en la situación que vive la economía de su país hay que acudir a los lugares donde está el dinero y donde habitan los que quieren cobrarlo con otro talante.

Por eso ha retirado a Varoufakis, que se estaba convirtiendo en una controvertida figura de la actualidad continental por sus propias características, a pesar de la negativa repercusión que en las relaciones internacionales griegas estaba comenzando a causar su posición de desafío, ceja subida y solapas de la chaqueta levantadas. Para colmo de males, la prensa le había retratado en su luminosa vivienda, en advocación de burguesía elitista, rodeado de lujos con vistas al Pireo y eso no le ayudó lo que se dice en nada.

El propio Tsipras llevará a partir de ahora y de su propia mano las relaciones con los socios comunitarios, un inesperado giro de veleta que seguramente ha sido pactado por la mesa como paso previo para desbloquear las negociaciones. Grecia no está en condiciones de exigir y necesita ávidamente el dinero para llegar a fin de mes, pero el continente no puede ni debe pasarse sin Grecia así que hay que entenderse. Pero con el titular de Finanzas y su aspecto de modelo en un spot de vermú no había manera.

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