Opinión

La guerra de las guerras

Entre los innumerables desajustes que históricamente proporcionan a los cronistas e historiadores los periodos de guerra, el que más polémica suscita es el del número de personas que perecen en el conflicto. Reconozco que siento cierta fascinación por la Guerra Civil estadounidense (1861-1865) –conocida entre nosotros por Guerra de Secesión por razones para mí desconocidas pero seguramente absurdas- e incluso he escuchado y sigo escuchando con gran devoción la música que se originó en ella y que es tan dramática como inspirada y sugestiva. Pues bien, a pesar de la ser la primera guerra en la historia de la Humanidad que se fotografió dejándonos un abundantísimo y excelente testimonio gráfico de los sucedido, apenas existen coincidencias en los tratados sobre su número de víctimas. Las cifras aproximadas y en números redondos manejadas durante los años posteriores suponen unos 620.000 soldados muertos en el conflicto, pero otras fuentes posteriores elevaron el número a 750.000, y un último proceso investigador aportó la ambigua cifra de más de 800.000. Las conclusiones hoy aceptadas proponen el número de un millón y medio de bajas en los dos ejércitos entre muertos, desaparecidos y heridos solo en los cinco años que duró la contienda, repartidos prácticamente a la mitad entre los dos bandos en litigio aunque con predominio nordista. Solo en Gesttysburg, su batalla más cruenta, cayeron 51.000 combatientes.

Contando con el dramatismo de esta contienda y teniendo en cuenta la atracción que los europeos sintieron por semejantes sucesos en un país tan joven y tan prometedor como los nacientes Estados Unidos, la Guerra Civil se hizo famosa y pasó de los horrores de la batalla y las secuelas de la posguerra a su recreación en el cine. Paradójicamente, en nuestro país, durante dos décadas en el siglo XX, los jóvenes salían a la calle ataviados con las gorras del fuelle azules o grises de los ejércitos del Norte y el Sur mientras ignoraban por completo que en esos mismos años de la Guerra de Secesión, España también se debatía en una guerra civil salvaje -la segunda de las Guerras Carlistas con el alzamiento de un nuevo pretendiente en 1869- que también costó miles de muertos. Un conflicto al que nadie ha prestado la más mínima atención y menos el cine, y que tiene bastantes más puntos de contacto de lo que muchos sospechan con la Guerra Civil de 1936. No sabemos nada de nuestra Historia ni nos importa un pito.

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