Opinión

La herencia de Zapatero

Y o soy de los que piensan que de aquellos barros han venido estos lodos, y sospecha por tanto que existe un serio antecedente de culpabilidad en el desastroso escenario de Cataluña y en el no menos arrasado solar del PSOE. Hay que parar la moviola y echarla atrás para comprobar, congelando la imagen para que cada quién aguante su vela y el público en general tome conciencia de quién estaba detrás de los hechos, que en todos los casos aparece un sujeto llamado Zapatero.

No creo que sea injusto atribuirle responsabilidad clave en la deriva catalana hasta su disparata condición actual, ni es ajeno a esta debacle socialista que señala y probablemente condena a estas horas a un máximo dirigente hecho a su imagen y semejanza al que no soportan ni sus propios compañeros. Conviene recordar que también fueron los propios militantes los que impidieron que Zapatero volviera a presentarse a una tercera legislatura porque comprendieron que aquel niño divino que Leire Pajín comparó con un refulgente planeta en puertas de su encuentro con Obama –nunca olvidaré aquel almuerzo en mitad de una calenturienta misión de Pajín enviada por el mundo para cantar las bondades del líder- fracasaría con sonoro estrépito.

Le negaron su presencia, le dieron un empleo para que ganara un buen dinero y llamaron a Rubalcaba para que el pobre hiciera lo que pudiera. Aun así, y cosechando una derrota inapelable, logró veinte diputados más que este Pedro Sánchez con traza atarzanada al que su territorio natural le ha negado el pan y la sal y que está donde está porque dos líderes regionales han aguantado el tipo en Extremadura y Andalucía. Un resultado menos favorable en ambos territorios le habría sumido en la ruina más completa.

Zapatero es el directo responsable de este panorama inquietante que hace de Cataluña una tragicomedia de repercusiones aún no valoradas y del partido que le dieron en prenda una casa en llamas a la que el saber popular define como una aventura política que fundó un Pablo Iglesias y que otro Pablo Iglesias se encargará de laminar. Porque esa es la tercera pata de la herencia de Zapatero. El terreno propicio para que naciera Podemos. Y además, y para rematar la faena, cofundó la Sexta para que le hiciera un hombrecito. Un portento.

Algún día alguien tendrá que contar cómo se fundó la Sexta.

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