Opinión

Inocentes y culpables

No corren buenos tiempos para ser simpatizante del Real Madrid al que se le toma por el pito del sereno en cualquier foro a cuenta de la alineación indebida de Cherysev y las amistades peligrosas de Karim Benzema, cuyo centro de acogida es ya su club visto que su país le considera un apestado y le acaba de expulsar de la selección hasta en tanto no se aclare el grado de participación del jugador en el intento de chantaje al que fue sometido el colega y anteriormente amigo Mateo Valbuena. Es lo que tiene ser el Real Madrid, al que no se le pasa una y con el que no caben ni perdones ni vista gorda porque si así fuera ya la tendríamos liada y los diarios se colmarían de acusaciones de favoritismo y peticiones de justicia para todos. Estoy deseando saber qué pasaría si el que hubiera cometido este acto de necedad incalificable fuera el Barcelona al que todavía no se le ha sancionado por el escándalo del Camp Nou y la famosa cabeza de cerdo, un hecho ocurrido el siglo pasado cuando Figo vestido de blanco llegó por primera vez a visitar la casa azulgrana. El espectáculo fue tan bochornoso que otros hubieran muerto de pura vergüenza pero no la directiva azulgrana, que en lugar de llamar a la paz llamó a la guerra y se pasó un mes alentando a sus falanges al escándalo, al insulto, a la invasión del terreno de juego y a batir el récord Guiness de decibelios en un recinto deportivo con la más monumental pitada que recordaran los siglos. Hubo, ya digo, lluvia de objetos de toda condición e incluso un tío que se llevó una cabeza de cerdo al partido y la tiró al terreo de juego. No pasó nada.

Tampoco pasó con las dos últimas finales de Copa y las vergonzosas imágenes de la pitada al himno y al rey que también se han saldado sin castigo alguno. Conviene recordar que en una ocasión, el Barcelona acordó no jugar por propia iniciativa una eliminatoria de Copa. Fue en el 2000 y el club saltó al terreno de juego contra el Atlético de Madrid y, simplemente, no jugo. La Federación decidió expulsar al Barcelona de la siguiente Copa pero le perdonó poco después. Total y absoluta impunidad en uno de los hechos más deleznables y culpables que yo recuerdo en un campo de fútbol.

Pero el Madrid se ha equivocado. Y el Madrid sí la paga. Le echan, padece el cachondeo de las redes sociales y, eso sí, se apiña con Benzema al que no le han respetado ni la presunción de inocencia.

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