Opinión

Lo que hay


Estamos flotando en un mundo cosido a contrasentidos y cada vez más  difícil de ordenar y de entender. A uno le deja completamente estupefacto saber que a una de las compañías más famosas y veteranas del mundo en la construcción de aviones como es la factoría Boeing, se le sueltan los tornillos de las puertas de sus aviones en vuelo –nada menos que un Boeing 737-9 MAX de la Alaska Airlines- y salen zumbando en mitad de una travesía como si un aparato de ese porte fuera la avioneta en la que viajaban Mortadelo y Filemón en sus historietas. La empresa ha admitido su error, promete trasparencia en su investigación y pide disculpas por el incidente, pero a cualquier individuo de a pie, sin mucha cultura aeronáutica, semejante situación se le antoja incomprensible y le despierta todos los miedos posibles. Si a la Boeing se le suelta parte del fuselaje mientras está de viaje, qué no ocurrirá con otros aviones de menor trascendencia. Parece imposible que pase pero pasa.

Como quiera que sin embargo vivimos en una sociedad que hace mucho que ha perdido la capacidad de sorprenderse porque ya no le conmueven ni los efectos especiales del cine por muy sofisticados que sean, cualquier cosa que ocurra en el mundo parece trivial y ni se analiza ni siquiera importa mucho. De hecho, y tras una temporada en la que todos los días y a todas horas los medios de comunicación no paraban de producir noticias e imágenes sobre el conflicto de Ucrania, ya nadie se acuerda siquiera de que el conflicto sigue vigente, y a todo el mundo se le ha olvidado que Putin sigue mandando misiles sobre territorio ucraniano como el primer día de batalla. Le está ocurriendo ya a la tragedia de Gaza y sus consecuencias. 

Dentro de unos días nos olvidaremos de Hamas, de los rehenes, del ejército israelí, de las galerías excavadas en el subsuelo de la franja, y de Benjamín Netanyahu. Todo ello será sustituido por otro nuevo e incluso más disparatado teatro de barbaridades que se abre paso en Ecuador, donde el país se adentra en una guerra civil provocada por una gigantesca banda de maleantes reclutados en clanes terroríficos que secuestra, extorsiona, amenaza, asesina, chantajea y pisotea la sociedad civil, las leyes, la libertad y el parlamento del país. Vemos a unos tíos encapuchados apuntando en la sien a locutores de televisión y nos quedamos tan tranquilos. Es lo que hay. 

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