Opinión

Los mancebos de la hucha

En los establecimientos comerciales del Madrid de antaño, especialmente en los especializados en telas y productos de mercería, los dependientes solían utilizar una hucha en la que iban depositando a poquitos sus caudales para aplicarlos al vestuario del domingo. Por extensión, acabó llamándose a los propietarios de las huchas como las huchas mismas y se conoció por “horteras” a los mancebos del comercio que salían a la calle a divertirse el último día de la semana y las fiestas de guardar. Los mozos no se distinguían precisamente por su acierto ni en el hacer ni en el vestir. El término hortera acabó empleándose para denominar todo lo que resulta vulgar y presuntuoso. Lo que carece de clase y de distinción. A veces, cuando me miro al espejo, brota en mí la duda metódica. ¿Seré yo, señor...?

Los que sí han manifestado un uso que roza peligrosamente con este término de “hortera” son Iglesias y Sánchez y su delirante puesta en escena previa al encuentro que no parece tener mayor alcance final que el condenado postureo. Esa imagen de paseantes bien avenidos recorriendo a pie la Carrera de San Jerónimo como ensimismados y mutuamente absorbidos en un diálogo hondamente intelectual sobre cine, literatura, series de televisión y baloncesto, roza peligrosamente los protocolos que definen lo hortera y reclaman un punto más de reflexión y gravedad con las cosas de gobierno.

La escenificación de esta cumbre con elementos puramente de atrezo, entre los que no conviene olvidar la necesaria colaboración de los fotógrafos de prensa, vuelve a insistir sobre el improcedente papel de estudio cinematográfico que “Podemos” ha decidido asignar al Congreso de los Diputados y sus vías adyacentes, convirtiendo otro inútil ejercicio de política ficción en plató de rodaje de escenas para una serie por capítulos. Iglesias además, y en pleno desarrollo de sus habilidades interpretativas, rechazaba una vicepresidencia que nadie le ha ofrecido pero se guardó munición para que el cargo lo ocupara Bescansa que es como si fuera él mismo pero con lactante.

Este recital de paseíllos, besos y gestos no es más que cartón piedra. Y yo sigo sin saber qué van a hacer ambos con los temas de verdad. La amenaza islámica, la Sanidad, el problema catalán, los refugiados, la deuda exterior y la prima de riesgo…

Todo lo demás es artificio y chulería de banderillero.

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