Opinión

Mover la boca

Como ocurre todos los años, este recién estrenado 2017 se ha dado a conocer con imágenes de poderoso atractivo como ocurrió con el anterior cuando le tocó comparecer. Fiel a la tradición, se ha manifestado provocando las que antes se denominaban estampas impactantes y que ahora se conocen simplemente como virales  aunque hoy es el día que desconozco el por qué de semejante denominación. Viral es, sospecho, el agente que transmite un virus pero no acabo yo de encontrar empleo a la expresión si se utiliza para definir los vídeos de mayor impacto en las redes.

Tenga la explicación que tenga y contando con que no hay ninguna que supere en intensidad y dramatismo a la del terrorista entrando a tiros en una discoteca turca donde mató a una treintena de personas, me he fijado yo en los fotogramas que nos llegan  sobre la actuación de Mariah Carey. Su participación en el concierto de Fin de Año  que se programaba en directo desde Time Square tiene, es cierto, múltiples ejemplos anteriores igual e incluso más ridículos  todavía que esta aparición de la estrella dando traspiés e incapaz de seguir los tiempos marcados para el play back de forma coherente.

Pero si bien la historia del espectáculo está plagada de situaciones absurdas similares a la presente, la abundancia de antecedentes  en general muy jocosos no puede maquillar una metedura de pata  nueva. Vivimos en una sociedad que ha demolido las fronteras y que tiene conocimiento por tanto de cualquier circunstancia aunque ésta se produzca al otro lado del planeta. La obligación de un artista es no ofrecer terreno abonado para estos absurdos porque una vez ocurridos ya no hay sitio en el globo donde acudir a esconderse.

Hace mucho tiempo que actores consagrados acuden a la técnica del play back para no comprometerse. El intérprete mueve la boca y pronuncia el texto de la canción que interpreta  mientras suena la música ahorrando en producción y minimizando el riesgo hasta que el propio sistema se rebela. El cantante no desafina y  todo suena, pero si hay una equivocación, la estafa no puede disimularse aunque se quiera. A mí el play back me ha sacado siempre de quicio y ni siquiera deberían aceptarse las grabaciones previas. El espectador hay que respetarle siempre y como primer mandamiento. Los otros nueve vienen después.

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