Opinión

Movida, ¿qué movida?

El conglomerado empresarial francés Vivendi es uno de los sucesos más pintorescos del contexto empresarial y financiero mundial. Comenzó a operar en tiempos de Napoleón III como compañía de abastecimiento de aguas, y desde 1853 hasta 1976 solo se planteó actuar en este sector bajo el nombre de Compañía General de Aguas hasta que un avispado director general se propuso invertir en otras actividades completamente distintas a su ámbito natural, sumamente atractivas en ese momento por la notable modernidad de sus propuestas y unas perspectivas de lo más goloso. Ya bien avanzado el siglo XXI, y convertido en Vivendi, el lobby acoge una potente apuesta por el mercado de las telecomunicación y el ocio. Todo empezó al adquirir a finales del siglo pasado la compañía de producción cinematográfica Pathe como punto de partida de una expansión a gran escala en un ámbito en el que acabó por convertirse en líder y referencia absoluta en el complejo universo de la de televisión de pago.

Todos los diarios económicos reflejan estos días el desembarco con el cuchillo entre los dientes del gigante francés en territorio español cuya primera medida es el deseo de adquirir un 30% de Promotora de Informaciones S.A, (Prisa), la compañía editorial que publica el diario El País y la cadena SER. Prisa, que fundaron en los años 70 Jesús de Polanco y José Ortega Spottorno, comenzó a desarrollar una errática y triunfalista política de expansión que la llevó a la ruina, defectuosamente gestionada, lo que obligó a adoptar medidas excepcionales que trocearon el grupo. El salvador de la ruina fue un complejo personaje llamado Joseph Oughourlian, fundador y máximo responsable del fondo de inversión Amber que acudió al rescate, se quedó con el 30% de Prisa y hoy es el presidente de la empresa. La intención de Vivendi parece consistir en apropiarse de ese control y ya ha solicitado permiso al Gobierno para culminar la operación de compra de un 30% del grupo. El problema es que Vivendi tiene un claro matiz conservador, y este escenario desestabilizaría por completo la influencia del Gobierno en los medios informativos porque su dominio en El País y la SER se reducirían al máximo. Va a haber movida o eso se comenta en el foro. Vivendi es la clave.

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