Opinión

Lo no secretos de sumario

Si bien reconozco que el conocimiento de este turbio asunto que relaciona presuntamente a algunos jugadores de fútbol profesional con tratos de prostitución y negocios de sexo me tiene seriamente preocupado, lo que realmente me preocupa es el acceso prácticamente sin límites que ahora se tiene a informes de investigación y sumarios secretos que paradójicamente son del dominio público mucho antes incluso de ser objeto de definitiva instrucción. Como periodista no debería dolerme de una situación como la que planteo porque somos en general los periodistas los favorecidos por este tráfico de información. Sin embargo si en mi condición de periodista digo que bienaventurado aquel que le caiga entre las manos una pera en dulce de semejante calibre, como ciudadano de a pie me declaro aterrorizado. El ciudadano no está preservado y sus derechos fundamentales -entre los que se cuentan el derecho a la intimidad y el de presunción de inocencia- brillan trágicamente por su ausencia. Estamos en una sociedad feroz que ha sustituido su tradicional ignorancia consentida y su desentendimiento culpable por el hambre infinita de cocinar a fuego lento a sus conciudadanos sean o no sean responsables, exista o no exista motivo real y verdadero para hacerlo y sobre todo, antes de que la justicia se pronuncie.

Y ciertamente, y puestos a contemplar las cosas con una cierta objetividad, me parece lícito suponer que la responsable última de este desolador panorama en el que nadie puede estar a resguardo de verse retratado, no es otra que la propia administración de Justicia que no pone coto a estos desmanes y que permite filtraciones, tráfico de información y sumarios presuntamente secretos depositados en otras manos que no son las que deberían manejarlos. La sospecha de que hay un tráfico solapado pero consolidado a la vez de materiales judiciales está en la mente de cualquiera a poco que se reflexione.

La cadena de custodia de documentación reservada se rompe en cualquier parte o esa es la impresión que algunos tenemos. En juzgados, en estamentos policiales, en bufetes, en hospitales, en órganos administrativos… No quiero pensar si estos futbolistas a los que se ha acusado tan libremente son inocentes como espero si es que hay delito que esa es otra. Se les ha colgado antes de saber qué han hecho. Estamos en un país cainita y eso no puede remediarse.

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