Opinión

Nuevas polémicas

Lo bueno que tiene el inicio del mes de agosto en el que todo el país político se va de vacaciones –en el resto del país, algunos pueden y otros no- , es el cambio radical en el controvertido asunto de las cuestiones candentes. Con el telón de fondo de la pandemia que a estas alturas sigue gobernando nuestras vidas, el debate se ha desplazado a otras latitudes, y ahora ya no estamos en los indultos a los golpistas catalanes ni en la crisis ministerial que ha despeñado a sujetos como Ábalos. Ni siquiera nos estamos planteando a estas alturas el porvenir del susodicho, cuya suerte futura tenía mucho morbo como tema de discusión hace un mes. Hace un mes, una parte del país se compadecía del pobre ex ministro decapitado y sepultado a siete pies de profundidad, mientras la otra sospechaba que se lo tenía merecido por incompetente y por golfo.

Hoy, iniciado el mes de agosto, estamos ya en otra onda, y la polémica se desvía hacia las distintas maneras de preparar el gazpacho –habitualmente con o sin pepino, y con o sin cebolla-, sus modalidades, y la respuesta que esas modalidades –ahora se prepara gazpacho de cerezas, de remolacha, de sandía y de fresas- arrancan en el público… Y sobre todo, cuál es la diferencia entre gazpacho y salmorejo. Esta casi irresoluble polémica, se manifiesta en la España de hoy, culta, refinada, hedonista y, por tanto, muy pendiente de los avances gastronómicos. Hace años, estaríamos disertando sobre la aparición de lucen misteriosas sobre los cielos de Vigo que ciertos especialistas en ufología consideraban atribuir a una base secreta de platillos volantes oculta en las entrañas de las islas Cíes.

Yo personalmente tengo muy oscuros los conceptos en materia político o al menos francamente encontrados con los del Gobierno especialmente en el asunto de los indultos a los separatistas catalanes, pero muy claros en lo que afecta al gazpacho, que debe llevar obligatoriamente pepino y nunca cebolla. También tengo firmes los conceptos que me permiten distinguir un gazpacho de un salmorejo –el gazpacho es una sopa y el salmorejo es una crema- lo que me permite dormir plácidamente. Otro día hablaremos de la tortilla de patata con o sin cebolla, que también genera mucha tensión.

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