Opinión

El oscuro caso del euridiputado

El conocimiento de unas acusaciones formuladas por la ex esposa del eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar ha puesto a tiritar de nuevo a la clase política porque no solo afectan a un personaje popular y en general bien referenciado en la constelación de servidores públicos que hasta el momento estaban libres de toda sospecha, sino porque los testimonios que ha recogido la investigación judicial sobre estos hechos singulares socava en principio la confianza que podría brindar un personaje como el ex ministro. Se da la circunstancia de que era él quien ostentaba la cartera de Justicia cuando se aprobó la Ley sobre Violencia de Género así como otras muchas leyes progresistas que significaron una clara apertura en el ordenamiento jurídico español.

Desgraciadamente, las primeras pesquisas que la policía llevó a cabo de oficio en el domicilio de la esposa divorciada tras dos incendios provocados en su cocina, indicaron el camino hacia un escenario mucho más oscuro y alarmante en el que se mezclaban las espantosas relaciones de la pareja en presencia de los dos hijos pequeños, –portazos, broncas, insultos, forcejeos, dentro y fuera de casa- con los testimonios de los vecinos que acusaban al diputado de ser un hombre agrio, antipático en el trato, huraño y maleducado. El informe contiene abundantes testimonios de maltrato psicológico, y algunas referencia a la posibilidad de un maltrato mucho más grave y que a Aguilar se le fuera la mano. Ella contó en una reunión de propietarios que llevaba años viviendo un infierno, los testimonios se han ido sucediendo en abundancia. Lo que cuenta su cuñada Patricia es escalofriante. Finalmente el eurodiputado ha sido suspendido de militancia de forma cautelar por su partido y se le ha retirado de su presencia en Europa mientras no se aclaran estos episodios. Bien hecho, no cabe duda.

Dice la dirección de su partido que si ellos han contribuido con tanta intensidad a combatir la Violencia de Género, no pueden proceder de otra manera y solo volverán a admitir a López Aguilar cuando no quede rastro alguno de sospecha en sus actuaciones. Los juicios paralelos son terribles pero curarse en salud es muy prudente.

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