El desaguisado promovido por Canal Sur a la hora de retransmitir desde Almería las campanadas de Fin de Año ha reavivado el ya de por si latente debate sobre los comentaristas a los que se les adjudica el dudoso honor de contar en todas las cadenas de televisión esta ceremonia que recibe el Año. En este caso, la cadena andaluza consiguió llevar a cabo una actuación que nunca se había producido en la larga lista de anécdotas producidas en estos programas. Un desajuste de horario dejó a medio millón de familias de andaluces sin campanas. Entre la número dos y la doce se coló un espacio publicitario programado para después de este momento crucial y la cadena no puso en este periodo más que anuncios. No se puede pedir más en materia de meteduras de pata. Quien salió ganando con este disparate fue, sin duda alguna, la pareja encargada de conducir la retransmisión porque para su suerte o su desgracia ambos fueron borrados del mapa por el monumental error, que le ha costado el puesto al director de programación de la cadena autonómica. Como contrapartida, los responsables de Canal Sur habrán de reconocer que nunca se había hablado tanto y en tantos sitios de su emisora. No hay mal que por bien no venga.
En otros rincones del dial televisivo en el que no hicieron ninguna barrabasada, el debate se centró en lo de siempre y siempre hay alguno de los presentadores que se sobresale entre los demás. Hay que hacer mención obligada, por ejemplo, al tupé de Imanol Arias de hace tres años, que recordaba al de Cameron Díaz en “Algo pasa con Mary” como muchos comentaristas se encargaron de recordar y que convirtió al actor burgalés en el epicentro de una crítica devastadora. Hace ahora treinta años, Marisa Naranjo firmó uno de los desastres televisivos más sobresalientes confundiendo las campanadas con los cuartos lo que impidió que España entera se tomara las uvas cuando correspondía hacerlo. Hay algunas chapuzas muy considerables en la retransmisión pero ninguna como aquella.
Este año, el oscar lo ha ganado la Pedroche y sus transparencias. Gracias a ella, la Sexta ha conseguido un resultado fantástico. No siempre uno sale para ser masacrado.
