Opinión

Rato en deconstrucción

Asistimos estos días a la deconstrucción de Rodrigo Rato, un personaje que pudo ser presidente del Gobierno –estaba en la terna de sucesores de Aznar junto a Rajoy y Mayor Oreja- y que coletea ahora en los proceloso terrenos de un posible fraude fiscal a gran escala tras un primer episodio sobre la concesión y uso de tarjetas opacas desde Bankia, la entidad de ahorro que sacó a Bolsa utilizando al parecer datos inflados.

El desprestigio creciente del político y economista asturiano corre parejo con la averiguación de sus continuadas hazañas y, tras el conocimiento a pequeñas dosis de una cadena de actuaciones que abochornan, la pregunta que todos nos hacemos es qué hubiera pasado si Rato se hubiera salido con la suya y hubiera presidido el Gobierno como era su deseo. Nos gobernaría un auténtico icono de la inmoralidad financiera al que en estos momentos diseccionan muchos de los que compartieron con él tareas de partido y de gobierno.

Hubo un momento en que Rodrigo Rato era a todos los efectos el auténtico responsable del milagro español, y su discurso triunfal y convenientemente respaldado por las cifras de una gestión económica aparentemente muy brillante, hicieron de él una figura de enorme contundencia ideológica y mediática. A veces le salía un ramalazo de mala leche apenas justificada en sus comparecencia periodísticas cuando alguien le llevaba la contraria, pero eran chispazos de pasión en su habitual bonhomía de triunfador experimentado y figura sumamente apreciada en los foros nacionales e internacionales.


Sin embargo la cosa comenzó a oler a pelo quemado cuando, y tras liar a Zapatero para que le respaldara, abandonó la presidencia del Fondo Monetario Internacional sin acabar con la legislatura. Salió de la institución con nocturnidad y alevosía para dejarle el paso franco al lobo feroz. Le sustituyó Dominique Strauss-Kahn.


Rato salió a la carrera para aceptar la presidencia de Bankia, y de vuelta en el país, comenzó a especularse sobre su regreso parejo a los ruedos de la política hasta que todo estalló por los aires y Rato puede acabar en la cárcel porque todo lo que le afecta tiene una pinta muy mala. Muy mala y a la espera de lo que digan los tribunales, muy desvergonzada.

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