Se celebró ayer 28 de febrero, el día de Andalucía y uno, que tiene una buena parte de sus más acendrados quereres en aquella tierra, reflexionó profundamente sobre el impacto que semejante franja del territorio nacional puede y debe ejercer en los demás habitantes de, país. Un curioso ejercicio formulado en clave de ponderado pensamiento me lleva a suponer que de veinte personajes de todo tiempo y ocupación tomados al azar y juntados en los pliegues de la memoria, diez al menos son andaluces, y he comenzado por echarle un ojo a la pintura y concluido que, como el que no quiere la cosa, Murillo, Velázquez, Julio Romero de Torres y Picasso nacieron en Andalucía –los dos primeros eran sevillanos, el tercero era cordobés y el cuarto, malagueño- pero la abundancia se repite en política, parcela en la que han sido muchos y muy notables -Cánovas del Castillo era malagueño, Felipe González y Alfonso Guerra sevillanos ambos, el general Serrano, de Cádiz, Castelar era también gaditano- y no digamos en música y en literatura refugios de genios notables desde Paco de Lucía, Camarón de la Isla, y Manuel de Falla en el pentagrama a Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado o Juan Valera entre las cuartillas. Y muchas y muy bravas mujeres: María Zambrano era de Málaga y Victoria Kent también lo era, Rocío Jurado era gaditana como Elvira Lindo, y de Almería era Carmen del Burgo que firmaba sus artículos como Colombine, granadina fue Mariana Pineda, y de Jerez de la Frontera la Faraona Lola Flores. Mucho poderío.
Se trata de un brevísimo y apresurado paseo a vista de pájaro por los paisajes de Andalucía donde anidan muchos de los personajes femeninos y masculinos más admirables y trascendentes de la historia del país, cuya aportación a la vida social, económica, política, intelectual, cultural, artística y deportiva del país es incuestionable. Andalucía es la comunidad más extensa de España con casi nueve millones de habitantes, así que es indudable que hay que tenerla en cuenta siempre y para todo. Y es imprescindible conocerla. En mi opinión hay aún más distancia entre Galicia y Andalucía que esos mil doscientos kilómetros que separan por carretera por ejemplo, Vigo de Almería. Y no estaría de más acercarlos. Con mejores comunicaciones, pero también con mejores relaciones, más sintonía… Merece la pena.
