Se suceden cada vez con más asiduidad las encuestas sobre intención de voto con la vista puesta en el próximo 20 de diciembre, y en los resultados que publican hasta el momento todas ellas se advierte una creciente homogeneidad. No parecen existir duda en la determinación de quién ganará las elecciones y de hecho en todos los sondeos se otorga la victoria al PP aunque perdiendo en torno a los quince puntos con respecto a la anterior consulta. Es verdad por tanto que, a tenor de estos estudios, los populares se dejan en el camino un centenar largo de escaños, pero cierto es también que aquello que reflejan hoy las encuestas es mucho más esperanzador para los despachos de la calle Génova que lo que se reflejaba hace unos meses. El PP ha recuperado audiencia, eso es incuestionable, y se mueve ahora mismo en una horquilla que está a punto de rebasar el 30% (obtuvo el 44 en los comicios últimos).
Muchos observadores de esos que supuestamente conocen el paño electoral se preguntan y se responden a continuación sobre el motivo de ese repunte que ha recuperado a un maltrecho presidente del Gobierno al que los estudios otorgaban notas y posibilidades cada vez menos optimistas. Y es que el fenómeno necesita una reflexión porque Mariano Rajoy había tocado fondo en abril de este año según el CIS con 25,6%, a punto y medio del PSOE. Hoy ha recuperado cuatro puntos y sigue al alza, todo lo contrario del PSOE que, con Pedro Sánchez a la cabeza, se encamina al peor resultado de su historia y muchas de las encuestas publicadas en estas fechas le advierten que, o anda listo, o se expone a colocarse por primera vez desde la primera Transición como tercera fuerza.
Lo de Rajoy por tanto, parece claro. Dos duros panoramas le han dado ocasión de mostrarse muy en presidente –la crisis catalana y el ataque terrorista- mientras que Sánchez se está diluyendo porque no sabe a qué jugar, no conecta con la gente y no tiene argumento. Rubalcaba –al que hoy añoramos extraordinariamente- tocó fondo con el 28’7 %, pero a Sánchez todos los sondeos le dan por debajo de esa cifra y algunos incluso con 19’5. Y eso es para el socialismo sinceramente tremendo. Ahora sabemos el daño que ha hecho a todo este botarate que fue Zapatero.
