Opinión

Rosario de desgracias

Desde hace poco menos de un año, esta ciudad hermosa en la que pasé mi infancia y me hice mocito hasta que llegó el momento de buscarme las lentejas en otras demarcaciones, ha padecido lo que no está escrito convertida en diana de todas las desdichas y rompeolas para los ataques de todas las plagas imaginables. Madrid comenzó su padecimiento a principios de marzo pasado convertida en una de las ciudades más castigadas del mundo por efectos de la pandemia, y desde entonces no ha dejado de sufrir aplicando para ello todas las modalidades de penurias que se puedan contabilizar, desde las terribles consecuencias de la peste hasta los inimaginables desastres meteorológicos que convirtieron el entorno capitalino en una desolada llanura polar en la que para desplazarse de un lugar a otro había que recurrir a los esquís. Medio metro de nieve en sus calles, temperaturas extremas de hasta 17 grados bajo cero, lluvias torrenciales más tarde que provocaron el deshielo de las nieves amontonadas en sus esquinas, mientras el covid no remite y vuelve a causar efectos mortales en una población desesperada. No es fácil imaginar un entorno más hostil y angustioso ni un panorama más desolador. Tengo línea abierta con muchos de mis atribulados paisanos  y no cabe imaginar un ámbito más hostil para ellos y su ciudad, con la desagradable percepción de que la situación no mejorará en un futuro cercano. Madrid, urbe amable y de vocación acogedora donde las haya, no se merece un castigo como el que está padeciendo, y alguno atribuirá este interminable rosario de penalidades a la famosa estatua erigida al final del paseo de Coches que atraviesa el parque del Retiro, uno de los pocos monumentos dedicados a la figura del Demonio existentes en ámbitos ciudadanos. Para colmo, el Gobierno aguantó hasta el final la declaración de zona catastrófica, y al Madrid le ha apeado de la Copa del Rey el animoso Alcoyano. ¿Qué más le podía pasar?, ¿que Zidane estuviera infestado?... pues concedido. El entrenador francés también ha dado positivo y tendrá que quedarse en su casa.

Madrid es una ciudad valiente que ha salido de muchas y muy gordas. También esta vez lo logrará, pero se lo están poniendo difícil, hay que reconocerlo.

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