Opinión

Señales altas y claras

Sánchez no renunciará a nada y no le temblará el pulso para llegar al final, inmolará a todos

La decadencia política se advierte en señas que apenas se perciben pero que van creciendo y haciéndose cada vez más visibles a medida que el tiempo trascurre como le está ocurriendo a Pedro Sánchez, irremisible prisionero de sus propios errores y sus persistentes miserias. Sánchez ganó una moción de censura y comenzó a cabecear desde ese mismo instante, pero cegado por su inesperado éxito creyó que los momentos estelares son eternos y se equivocó como se ha equivocado en otras muchas cosas.

Hoy, Sánchez vive su último periodo presidencial aunque se resista a aceptarlo. Y las señas que comienzan a determinar su final están cada vez más presentes y hacen más difícil una existencia que ya no consiste en otra cosa que en una huida desesperada hacia adelante sin más horizonte que la supervivencia. En su frenética defensa de su propia persona, Sánchez no renunciará a nada y no sentirá temblar su pulso en el sacrificio de todo aquel y aquello que le impida llegar al final, el presidente será un canalla pero no es ni mucho menos un majadero y sabe que  matará a todos los que le han servido, inmolará a todos los que le han sido fieles, aceptará todas las imposiciones, se avendrá a cuanta exigencia le planteen, con tal de garantizar su pervivencia, y sin las señas, tenues pero visibles, constantes e inmisericordes, no van a detenerse. Asoman, comparecen, anuncian, denuncian, definen y determinan… Y no tienen misericordia.

No puede creerse que la ya ex directora del CNI actuara por libre solicitando por su cuenta al juez la intervención de los teléfonos personales de los líderes independentistas catalanes a espaldas del propio Gobierno. No parece creíble que una operación de esta naturaleza se llevara a cabo sin que el presidente y sus ministros se enteraran. No es propio de un organismo tan delicado como el CNI y de una profesional del medio como Paz Esteban -con más de veinte años de servicio en el Centro- tomar esta decisión por cuenta propia. Pero Sánchez ha acabado cediendo al chantaje no solo del secesionismo catalán al que estaba espiando, sino al de sus propios socios que le exigían la cabeza de la directora y la ministra del ramo. La primera ya ha caído. La segunda caerá cuando Sánchez la sacrifique para salvarse. Mientras tanto, Robles ha optado por alargar su agonía comportándose –“Sustitución” y no “destitución”- con igual vileza que su presidente. De todos modos, las señales son las señales. Y se escuchan altas y claras.

Te puede interesar