Opinión

Yo soy tu padre

Uno se pregunta a veces cómo alguien al que conoció en un cierto nivel de intimidad y al que consideró siempre un personaje sin mayores relevancias se convierte en un triunfador a la vuelta de los años. A mí me ha ocurrido alguna vez y prometo que no es la envidia la que me guía sino, simplemente, una perplejidad no beligerante. Alguien al que pongamos por caso, conocí y que era un tarugo declarado, se convirtió años después en director general, ministro, presidente de consejo de administración, estrella mediática, empresario de éxito u otras cosas similares.

Pero esta situación es pura anécdota y no cobra menor importancia salvo que existan en su desarrollo factores que alteren la génesis de un pasaje que no tiene más importancia. 
He leído en un periódico la opinión que Miguel Boyer Arnedó tiene sobre su padre, y se me ha ocurrido reflexionar sobre aquella sentencia  cuyo autor ignoro y que dice que por muy severo que sea un padre juzgando a sus hijos, jamás se acerca ni de lejos a la severidad que un hijo utiliza para juzgar a su padre. Miguel Boyer Arnedó –primogénito de la pareja formada por el superministro recientemente fallecido y su primera mujer Elena Arnendó de profesión ginecóloga, lleva según propia confesión, callando muchos años hasta que ha decidido expresarse. Todo lo que ha ido callando se manifiesta a estas alturas con intensidad arrolladora.

Acusa a su padre de ser un timador, un mentiroso y un fatuo. Dice de él que era un “vendedor de camellos disfrazado de sabio”, y le acusa de traicionar todo lo que fue tocando. “Estudió Físicas y traicionó a la Física, se involucró en política y traicionó a la Política, se afilió al PSOE y traicionó al PSOE. Y traicionó además toda su familia y sobre todo a mi madre”. No está mal.
En este país solemos tender a mitificar a personajes sin saber a ciencia cierta por qué los idealizamos y, con independencia de lo que su propio hijo opine de él –durísimas conclusiones tras mucho tiempo de preguntarse cómo un tipo que vivió en un perpetuo cuento chino llegó a ser una figura tan incuestionable-  sospecho que al menos hay que someter a este controvertido sujeto a la ley de la duda razonable. Nunca le tuve en mucho aprecio, la verdad, y siempre me pareció un pelín hueco y un tanto cantamañanas. Luck Skaywalker quizá se hiciera la misma pregunta que Boyer junior. ¿Pero este es mi padre?..

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