Opinión

Esto va en serio. Se marchan

Sospecho que el rey Ricardo Corazón de León hubiera votado a favor del Brexit en el caso de que hubiera podido hacerlo pero también sospecho que Alexander Fleming hubiera votado en contra. Son, opino yo, las dos caras de una misma moneda, los dos perfiles isleños que se han dado cita en este disparatado referéndum –el modelo del británico con acento medieval fieramente identificado con lo suyo frente al ciudadano abierto e intelectual- cuyo resultado ha sacudido a todo el continente que aún anda tiritando desde la primera hora de la mañana cuando se ha enterado. Ha ganado la opción que defiende la salida del Reino Unido de la Unión Europea y tiempo habrá para que los analistas comparen datos y analicen comportamientos sociales. Baste saber que Inglaterra ha votado a favor de salir salvo la capital Londres y ciertas zonas muy determinadas como Liverpool donde ha ganado la permanencia por goleada, Gales ha votado en masa la ruptura, Escocia ha querido quedarse mayoritariamente, y también lo deseaba Irlanda del Norte. Algunos datos muy concretos ofrecen una panorámica algo más pormenorizada del fenómeno. Los ingleses han votado el Brexit en el norte del país donde, habitualmente, gana el laborismo, y el 75 % de los jóvenes electores se decantan por quedarse. Para entendernos y hacernos una idea, el que está por la marcha es inglés, de izquierdas y mayor de sesenta años. Cuando alguien dice que la Gran Bretaña es un territorio complejo expresa una verdad que no admite controversia. El que así se explica tiene más razón que un santo.

Sin embargo, esos que juzgamos a los británicos desde fuera y los sentimos peculiares, isleños y poco cercanos, los que asistimos a este contrasentido desde el otro lado del canal que ellos llaman Inglés y que todos conocemos como el de la Mancha, apenas podemos manejar argumentos coherentes para explicar un resultado sujeto a múltiples y sesudas disquisiciones que probablemente no aportarán nada. La única verdad es aquella con las que nos hemos desayunado ayer por la mañana. El Reino Unido ha decidido marcharse y esta decisión no admite medias tintas. En dos años no son comunitarios.

Sin embargo hay un claro perdedor en este entremés y no es otro que David Cameron. El premier convocó un referéndum que no tocaba. Lo hizo para salvarse de su propio partido, ha naufragado y el naufragio le ha costado la carrera. El que la hace la paga.

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