Opinión

El valor de las aulas

Como cada año, el diario “El Mundo” hace pública su particular lista conteniendo los cien mejores centros de enseñanza escolar de España, y como todos los años y por lo que atañe a mi condición personal, compruebo con indisimulado orgullo que aquel en el que me eduqué siendo mocito vuelve a ocupar un puesto de excepción en esta lista. Este año, el colegio Estudio se clasifica en segunda posición tras el colegio Peleteiro -referente y prez de la ciudad de A Coruña e institución que comanda la tabla-  El año pasado, Estudio fue tercero y el anterior fue primero, así que en esos puestos de cabecera anda siempre situado, lo que debería indicar que este posicionamiento no es fruto de la casualidad.

Estoy completamente convencido de que este tipo de clasificaciones está sujeto a un amplio abanico de factores que no siempre proponen el resultado correcto, pero cierto es también que ese colegio mío en el que me inculcaron valores muy a tener en cuenta como la libertad, el amor por la lectura, la solidaridad, el compañerismo, la curiosidad y el deseo de saber, ha producido personalidades notables en todos los campos y en ambos sexos que han contribuido de un modo admirable a mejorar el nivel medio cultural, social, económico e incluso deportivo del país. No es mi caso naturalmente, que soy un pobre de pedir en comparación con muchas de mis compañeras y compañeros de aulas escolares, pero sí de un espléndido abanico de talentos que han destacado y siguen haciéndolo desde los oscuros tiempos de la posguerra hasta ahora, en  buena parte de las facetas más nobles del conocimiento humano.  Aquellos escolares y su excelente profesorado fueron denostados y perseguidos por el régimen de entonces, pero resistieron el pulso como herederos de la vieja  Institución Libre de Enseñanza  y ahí sigue dando frutos. 

Desgraciadamente y si la enseñanza escolar en España es a mi juicio buena y algunos casos excelente, la Universidad es otra cosa. Ninguna universidad española se cuela entre las cien mejores del mundo, y la primera aparece en el puesto 178 del famoso ranking británico Quaquerelly Symonds. Hace unos días, se aprobó la tercera ley de reforma universitaria que será igual o peor que las anteriores. Una nueva ocasión perdida de apostar por el valor de la enseñanza universitaria que nadie parece querer restaurar.

Te puede interesar