Opinión

Desesperación

Se identifica la violencia de género, tanto física, como psicológica, con aquella que se ejerce contra las mujeres por razón de su sexo, incluso en los casos en los que no hay convivencia en el mismo hogar con la pareja o compañero sentimental.

Hago esta definición de violencia de género para poder expresar mi posicionamiento sobre el acto ocurrido en Sigüeiro hace un tiempo. En A Coruña los titulares eran: “Se confirma el crimen machista tras la aparición de un matrimonio de octogenarios sin vida. Manuel, de 88 años, mató a Encarnación, de 80. Esta última tenía movilidad reducida y la enfermedad de Parkinson”. Los encontró un familiar al día siguiente, cuando iría a atenderlos.

No tengo conocimiento pormenorizado de ese hecho ni capacidad para juzgarlo, pero el sentido común me hace pensar que un hombre de 88 años no puede hacerse responsable del cuidado de su mujer durante la noche. Y sin tener más datos, y con el mayor de los respetos, no veo fácil la situación de estas dos personas.

Todos conocemos, y muchas veces de forma muy cercana, casos de verdadera abnegación y cuidados entre personas mayores. Y este (reitero mi desconocimiento de las circunstancias concretas) parece un caso de verdadera desesperación. No habían solicitado ayuda a los Servicios Sociales, no se conocían problemas entre ellos... Por eso la sociedad -ahora que hablamos tanto de “soledad”-, tiene que velar y preocuparse por los mayores.

Afortunadamente, los concellos tienen capacidad, aunque no cubra todo el tiempo, con sus programas de ayuda a domicilio, comidas en el hogar, etc. Pero no es suficiente. Tiene que haber más plazas públicas de residencias de mayores.

Aún resuenan las frases pronunciadas en el acto de repulsa por aquel hecho: “La promoción de igualdad entre hombres y mujeres, su construcción real y efectiva, corresponde a todos”.

Si algo debemos tener todos claro es que la violencia de género es la expresión más feroz de la violencia contra las mujeres. ¡Hay que erradicar la desigualdad entre hombres y mujeres! Es lo que divulgamos desde que empezamos a identificar este problema hace décadas.

Por supuesto, estamos de acuerdo en todo , ¡faltaría más! ¿Pero de veras ustedes creen que un hombre de 88 años está para atender a una mujer de 80 con parkinson, alzhéimer...? Las noches son demasiado largas. A veces, la etiqueta de violencia de género tiene ciertos matices que entroncan con carencias de nuestra sociedad en el cuidado de nuestros mayores. Llamémosle mejor ¡desesperación!

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