Opinión

No ministra, no es eso

No podría imaginarme que, a estas alturas y después de tantos años trabajando a favor de la Igualdad, llegaría el momento en que acabaría asombrándome de la mala labor de quien está al frente de esta importante tarea en nuestro país. Desafortunadamente ese día ha llegado y me duele ver cómo la señora Montero actúa con total superficialidad rayando el absurdo al frente del Ministerio de Igualdad, dedicando fondos a estudios desatinados y obsoletos en lugar de ocuparse de mejorar la situación de la mujer y luchar contra la violencia de género. 

Es obvio que desde que Irene Montero llegó al Ministerio de Igualdad, la igualdad perdió importancia. La igualdad dejó de ser un objetivo para ser un medio con el que se divierte mucho gastando fondos del erario, lanzando alguna ocurrencia de vez en cuando con el único objetivo de justificar el presupuesto del ministerio que mal dirige. 

Es una lástima que, aun conociendo todas las necesidades actuales, incrementadas con la pandemia, la ministra de Igualdad dedique fondos a cuestiones frívolas y olvide las prioridades y las necesidades reales de todas las mujeres españolas. 

Es innegable que la señora Montero quiere hacerse notar y lo hace en la manera que sabe: sin criterio y con decisiones contrarias a un ideario auténticamente feminista. 

Conste como anécdota significativa el día en que llevó a su hija al trabajo para celebrar su propio cumpleaños, conste también su negación del sexo biológico rechazando con ello la existencia de la mujer como tal, sus guías de “diversidad” ideológicamente inaceptables y faltos de criterio y, como no, su uso de las mujeres tal y como ha dejado evidenciado con su última decisión. 

A todas las mujeres de España nos queda clarito que Irene Montero va a lo suyo al frente de igualdad y lo suyo no nos incluye a nosotras. La mujer de Pablo Iglesias surgió de la nada y lo quiere todo y eso no va a ser posible porque las mujeres de este país no se lo vamos a permitir. 

Debo reconocer que estoy escribiendo esto con pena porque los que me conocéis sabéis que soy más de construir que de criticar - y menos a una mujer- pero es que la actual ministra de Igualdad es lo más triste que ha pasado por ese departamento desde donde alcanza mi memoria. 

Irene Montero parece una Atila cabalgando sobre el suelo de la Igualdad. Tanta falta de responsabilidad me ofende después de haber trabajado tantos años en Igualdad en el Ayuntamiento de Ourense y supone un agravio para millones de mujeres que siguen esperando la equiparación real en todos los ámbitos de su vida. 

No quisiera terminar sin poner dos ejemplos -entre muchos- de la ineptitud e incapacidad de la señora Montero. 

Hace poco la ministra presentó un estudio sobre el color rosa en los juguetes, asegurando que oprime y reprime a las niñas. Un gasto absurdo si tenemos en cuenta que los estudios sobre el rosa ya están obsoletos y remarcan que no se trata de una cuestión cultural sino más bien biológica. 

Las ansias de la ministra de Igualdad para sumirnos en un mundo gris le hacen perder la perspectiva. 

El dinero de esos reiterados estudios sobre lo mismo podría haberlo invertido en campañas de ayuda a las mujeres víctimas de violencia para que puedan construirse un futuro. También lo pudo destinar a los hijos o hijas víctimas de esa violencia ya que muchos quedan totalmente desamparados. 

Concluyo recordando la lamentable decisión de Irene Montero -todavía ministra de igualdad- al expulsar a Teresa Rodríguez del grupo parlamentario andaluz, durante su permiso por maternidad. Solo con esto puedo asegurar con contundencia que el Gobierno de España tiene mujeres suficientemente cualificadas para estar al frente de este ministerio y que merecemos una ministra de verdad.

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