Opinión

Trabajo que dignifica

Dice el artículo 35 de la Constitución Española, en el título I “De los derechos y deberes fundamentales”, que “todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.

Trabajar nos dignifica porque además de recibir un salario por nuestra actividad nos hace sentir corresponsables del desarrollo de nuestro país. Es cierto que hay profesiones tan duras o repetitivas que dudo generen satisfacción personal pero trabajar, por norma general,  implica relación social, esfuerzo por mejorar y satisfacción por la labor bien hecha. Trabajar nos hace sentir útiles para la sociedad, adquirir nuevas habilidades e incluso viajar, conocer ciudades, países quizás, culturas diferentes… 

Actualmente es de agradecer que determinados trabajos rutinarios y pesados sean realizados por máquinas pero es precisamente eso lo que debemos dejarles a ellas: lo que no queremos hacer nosotros, aquello con lo que no nos sentimos realizados.

Sugerían los investigadores del MIT Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee en su libro “La carrera contra las máquinas” (2011) que partiendo de la base de que las tecnologías están avanzando -y lo hacen a gran velocidad- y que muchas de nuestras habilidades se están adormeciendo, deberíamos urdir estrategias “que permitan a los trabajadores humanos avanzar con las máquinas en vez de competir contra ellas”. En esta situación nos hallamos y hoy solo pretendo reflexionar sobre estas circunstancias y la propuesta de algún político iluminado de conceder una renta básica universal por no hacer nada más que respirar. Otra cosa es que el que lo necesite tenga sus necesidades básicas cubiertas. Podríamos añadir al respecto el referéndum celebrado por los suizos el pasado año en el que rechazaron la renta básica universal de 2.200 euros a cada ciudadano solo por serlo.

El trabajo dignifica y cuando se hace bien, mucho más. No se trata de considerarlo como consecuencia de aquellas palabras bíblicas que anunciaban que ganaríamos el pan “con el sudor de la frente” porque también es verdad que algunos de los empleos más remunerados no hacen sudar, al menos físicamente. Sin duda considero más importante que nos garanticen un trabajo que no una renta por no hacer nada por muy bien que le pueda sonar a algunos. 

Las máquinas con las nuevas tecnologías nos van ganando terreno. Es una obviedad y la pena es que estamos contribuyendo a ello sin darnos cuenta. Sirva como ejemplo ese momento en que tenemos que hacer un envío de dinero y resolvemos desde el móvil transfiriendo al cajero del banco para que la persona destinataria lo  pueda recoger al instante. Aunque reconociendo que esto es un gran avance la relación con el empleado de banca sigue siendo gratificante.

La tecnología debe ser una herramienta que haga nuestra vida más fácil y cómoda pero está pasando la línea con nuestro permiso y la encontramos incluso en los hoteles. Las máquinas nos atienden, nos registran al llegar a recepción. Detectan nuestra huella digital, nuestro iris… Responden a nuestras solicitudes y atienden nuestras reclamaciones. Nos tratan bien pero como máquinas, sin esa sensibilidad que tenemos los humanos cuando queremos. A mi personalmente me sigue gustando el trato amable de la persona que te recibe, su sonrisa, su bienvenida y su interés por hacer que te sientas bien.

Otro caso lo vemos en los supermercados y las cajas automáticas que suprimen puestos de trabajo y nos convierten en cajeros voluntarios, del mismo modo que sucede con las gasolineras de autoservicio en las que nos cobran por litro de combustible lo mismo que en cualquier otra.

Me apena pensar en un futuro en el que las máquinas nos marquen el ritmo. 

Aunque evidentemente gracias a ellas avanzamos en algunas cosas, creo que la persona debe seguir siendo el centro. Como anécdota recordar que en la búsqueda de la desaparecida y desafortunadamente fallecida Blanca Fernández Ochoa, pese al uso de métodos avanzados, quien dio con ella fue un guardia civil retirado con su perro. 

Finalizo retomando la idea de inicio apuntando que, según un estudio realizado por Oxford Economics (2000/2016) en Europa 400.000 trabajadores de la industria perdieron su trabajo debido a la robotización. Se dirá que esto crea otros empleos pero en todo caso, aquí les invito a la reflexión.

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