Opinión

Dolly Parton: la estrella country que salió del armario (rockero)

La cantautora, música, actriz, filántropa y empresaria estadounidense, Dolly Parton.
photo_camera La cantautora, música, actriz, filántropa y empresaria estadounidense, Dolly Parton.
“Rockstar” no puede decirse, vaya esto por delante, que sea un disco que vaya a cambiar la vida de quien lo escuche 

Estoy seguro que la mayoría de lectores de mi generación de estos “Papeles del Rock”, la primera vez que oyeron hablar de Dolly Parton fue allá por el otoño de 1980, cuando sonaba constantemente en la radio, bien fuera en onda media - ¿alguien recuerda o sabe lo que era, radiofónicamente hablando, la onda media? Sí, lo sé y disculpen, estoy revelando mi edad- o en FM aquella canción llamada “Nine To Five”, el hit-single estrella de una comedia de Hollywood protagonizada por Jane Fonda, Lily Tomlin y la propia Dolly Parton, que optó a varios oscars y que se estrenó en España con el título de “Como eliminar a su jefe”, a pesar de que el título original era precisamente como el de la canción, “Nine To Five”.

Hoy toda una leyenda de la música folk-country-pop norteamericana como Dolly Parton es noticia para todos los seguidores y amantes del rock por un motivo muy especial: En la pasada edición de la gala del Rock´n’Roll Hall Of Fame, se anunció que Dolly Parton, quien por su larga trayectoria siempre había estado más anexionada al mundo del country, iba a ser galardonada como una de las figuras más reconocidas de la historia de la música popular contemporánea, por lo cual a partir de entonces pertenecería a esta institución. La cantante en principio rechazó este galardón por no creerse –en parte con razón- merecedora de él, pero persuadida por su entorno de que lo aceptase, acudió a la ceremonia e hizo un anuncio en primicia de un proyecto discográfico que mucha gente imaginó que hizo en cierto modo condicionada por recibir ese galardón y por comparecer en el Rock´n´Roll Hall Of Fame, siendo en realidad una idea sobre la que Dolly había ya empezado a trabajar mucho antes de conocer su nominación.

Ese anuncio fue la futura publicación de su 49º álbum de estudio, un disco que iba a ser el primer disco de rock de toda su trayectoria y para el cual ya había recabado la colaboración de muchos grandes nombres del rock contemporáneo, anunciando incluso el título de ese disco: “Rockstar”. Bien, pues hoy tenemos ya en nuestras manos ese singular álbum.

“Rockstar” no puede decirse, vaya esto por delante, que sea un disco que vaya a cambiar la vida de quien lo escuche, sin dejar de ser por ello un muy buen trabajo, en el que se agradece y se valora que una artista de su posición en el mainstream de la música y la industria norteamericana quiera adentrarse en un terreno que teóricamente le era ajeno y lejano, y que de esa incursión salga como resultado final un disco que se escucha con agrado y que transmite la sensación de ser en líneas generales una colección de canciones y versiones honestas, transparentes, que no se limitan a la reunión de una serie de pistas desperdigadas que un hábil productor ha sido capaz de mezclar. Es un genuino disco de rock, que merece la pena escucharse y disfrutarse, que comunica y que llega dentro, tal vez no en su totalidad, pero sí en la mayoría de su tracklisting.

Entrando ya en el contenido musical de “Rockstar”, Dolly Parton ha querido desde la primera canción poner las cartas boca arriba: “Rockstar” es un rock fuerte y pegadizo del que destaca el solo de guitarra del ex Bon Jovi Richie Sambora ,que pone el decorado musical a la proclama de Parton a favor del rock´n´roll contra padres escépticos y predicadores hipócritas. Esta canción indudablemente muestra la misma filosofía que ha estado impulsando que la propia cantautora country ha hecho suya durante más de cinco décadas: “Nunca renuncies a tus sueños”. En este aspecto, hay que señalar una canción como “World On Fire”, escrita por ella misma - una inesperada canción política y reivindicativa poco habitual en la otrora apolítica Parton- y una de las pocas pistas en las que actúa en solitario. Magnífica la ampliada versión ampliada de “Magic Man” de Heart con la coautora de la canción, Ann Wilson, a destacar la sensual “Night Moves” con Chris Stapleton, así como la conmovedora nueva versión de su canción de 1971 “My Blue Tears” con Simon Le Bon. Sin obviar, en otro nivel aunque también muy satisfactorio, el “What´s Up?” de Four Non Blondes con su cantante original Linda Perry, el sorprendente “Bygones” con el icono del heavy metal Rob Halford, cantante y líder histórico de Judas Priest y el “Don´t Let The Sun Goes Down On Me” con el inconfundible piano y la voz de Elton John.

No llegan a la categoría de épicas, pero se escuchan con agrado y resultan ciertamente dignas sus versiones de “Let It Be” de los Beatles con Paul McCartney y Ringo Starr, así como el “Baby I Love Your Way” con Peter Frampton. ¿Y que quieren que les diga alguien que sigue enamorado de Joan Jett como cuando era un adolescente? Pues que mi amada Juanita y sus Blackhearts dan a este disco un plus de calidad y atractivo con su formidable versión de “I Hate Myself For Loving You” acompañando a Dolly. Y no crean, con Joan Jett no soy nada complaciente y más de una vez le he dado un palo cuando creí que se lo merecía. “I Want You Back”, con la colaboración de Steven Tyler de Aerosmith, otra canción que añade atractivo y aliciente a la escucha de este tributo al rock de Dolly Parton al igual que la magnífica “What Has Done Rock´n´Roll For You?” con la maravillosa voz de Stevie Nicks de Fleetwood Mac.

¿Qué ponemos en el debe? Pues quizá lo inevitable. La fallida versión de “(I Can´t Get No) Satisfaction” de los Rolling Stones, el “Stairway To Heaven” de Led Zeppelin y el “Free Bird” de Lynyrd Skynyrd, que son intentonas claramente fracasadas. Son canciones con un poso, una sonoridad, una memoria y una historia tan fuerte detrás que siempre resulta muy arriesgado atreverse a versionarlas. Hay muchas posibilidades de que la jugada no salga bien, y diciéndolo con toda honestidad, esta ha sido una vez más el caso. Y para olvidar –por no ser hiriente- el bodrio de “Either On”, con el irrelevante Kid Rock, un músico que tuvo un inicio innovador y prometedor a finales de los 90, pero que hoy por hoy es un despojo musical condenado a la automasoquista automediocridad.

En un estilo tan denostado y poco apreciado por la crítica y el periodismo cultural standard como el rock, que una artista ajena a este mundo, cantautora, música, actriz, filántropa y empresaria estadounidense, conocida principalmente por su carrera de décadas en la música country, sin tener nada que demostrar ya, haga un álbum de rock reuniendo a muchos de sus nombres más relevantes con independencia de que el resultado pueda ser irregular en algunas canciones, entiendo que reivindica y refuerza la potencia del rock como lenguaje, como cultura y como patrimonio. Por ello me parece muy importante que se conozca y se escuche. Lo siento por los gafapastas de El País y el pseudomodernismo pijo borracho de tontería. Que se tomen algo.

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