Opinión

Cuerpazos de bomberos

Imagino que si un día de estos un grupito de vecinos cabreados -¿quién no tiene hoy un motivo para estar cabreado?- nos dedicamos a tirar pintura sobre la fachada de las viviendas de los bomberos gallegos, me imagino, repito, que no les haría ninguna gracia. Nos gritarían, nos perseguirían, nos denunciarían y pedirían nuestras cabezas. Lo mismito que nos apetece hacer a los vecinos de Ourense cada vez que pasamos por delante de la Diputación, sobre la que los señores bomberos lanzaron pintura, o no sé qué marranada roja. Porque resulta que el edificio histórico de la Diputación no es propiedad de la Xunta ni del presidente, ni siquiera lo fue de los Baltares. Es de los vecinos y todos, incluidos los bomberos, vamos a tener que pagar su tontería. 

Porque, lo miren como lo miren, lo que hicieron el otro día es una estupidez con no muy buenas consecuencias para las hermosas puertas del edificio. A mí también me dan ganas de gritarles, y si de mí dependiera los castigaría con una buena multa por dañar patrimonio histórico de todos y los obligaría a limpiar el edificio -que, por cierto, le hace mucha falta- pero, eso sí, desnudos de cintura para arriba luciendo sus cuerpos serranos -algunos- y menos serranos -otros-, como hicieron en Coruña o no sé en dónde. Otra estupidez y una injusticia, no haberse despelotado aquí, en lugar de estropearnos las propiedades públicas.

Tengo para mí que en estas actuaciones contra el bien común hay mucha incultura e ignorancia además de tontería. Unas clasecitas de ciudadanía y civismo tampoco les vendría mal. 

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