Opinión

Malditas fiestas

El otro día la concejala de Cultura hacía alusión a la dificultad de encontrar un sitio adecuado para instalar las atracciones y tenderetes que acuden a las fiestas. Verdaderamente el gobierno municipal que resuelva esta cuestión pasará a la historia de la gestión municipal de la ciudad. A la vista de lo que está sucediendo estos días, la preocupación de la concejala se está volviendo un tema necesitado de rápida solución.


No se trata sólo de colocar los ‘caballitos’, los ‘cochitos’ o la montaña rusa (recurro a la nomenclatura de mi infancia porque desconozco la de hoy), cada uno de ellos viene acompañado de un mastodóntivo camión o roulotte que se instala al lado y emiten un ruido casi siempre molestísimo. El espectáculo de las calles del casco antiguo en las fiestas de este año es monstruoso y no beneficia a nadie más que a los ambulantes. Sufren los árboles, el mobiliario urbano, el pavimento y, sobre todo, los vecinos, sin olvidar la estética tremenda que supone ese despliegue mastodóntico en calles y plazas pequeñas y recogidas, no aptas para semejante agresión.


Propongo que se cierren las puertas de acceso a la ciudad durante estos días para que los turistas no se lleven semejante imagen. Si esta es la idea que tiene la Corporación municipal de dinamizar el Casco Histórico, ¡Virgencita, que se quede como estaba! Y puestos a dar ideas: ¿Qué tal una explanada en las afueras, comunicada con un buen servicio de autobús, barato y constante? No entiendo qué políticos de izquierdas son éstos que buscan el beneficio de unos comerciantes, la mayoría de ellos ajenos a la ciudad, y la recaudación municipal por encima de cualquier otra consideración y respeto hacia los ciudadanos. A ver si alguien le echa coraje y busca una solución, que la hay.



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