Opinión

Arte excepcional

El arte tiene mil caras y no todas comprensibles, o sí. Una lechuga fresca sobre una base normal, es considerada como una obra de arte excepcional. Si se trata de la lechuga en sí, no puede dudarse, la naturaleza es madre y maestra. Pero, en tal caso, sobra la placa con el nombre del que se autodenomina autor de la pieza. Sobre todo cuando la lechuga es cambiada diariamente por otras frescas del día. Eso ya se vio hace años en el Centro Pompidou de París. ¡Cómo serán las cosas ahora mismo! Pues, lógicamente, el concepto de arte habrá ido mucho más allá. Recordemos no hace tanto, en un Museo de Madrid, un rincón dedicado a un montón de escombros tirados al azar, otra obra inconmensurable, o aquel famoso vaso medio vacío o medio lleno a gusto del visitante.

O aquellos cuadros pintados con excrementos de elefante, o las composiciones pictóricas de un mono arrojando a lo loco, pinturas varias sobre lienzos en blanco. Noticias ellas muy comentadas que dieron la vuelta al mundo en un intento logrado de dar a conocer la última novedad en sensibilidad y buen hacer. Y tantas otras maravillas como son, han sido, y serán sin duda. Una de ellas ha tenido su protagonismo recientemente en el Museo Picasso, también en París. La ciudad de las luces, que fue en tiempos templo sagrado y abierto para los grandes artistas, a día de hoy se cocina muy bien la realización de los nuevos creadores. Ejemplo: una chaqueta colgada descuidadamente de una pared, así como abandonada. Una señora que la coge, la dobla delicadamente, se la lleva, se la prueba y decide que debe llevársela a la modista para que se la arregle y le haga un dobladillo para usarla también así, como de batalla, según se suele decir.

Hasta ahí, el hurto de una prenda tal vez olvidada, que como otras muchas se venden, se compran y se tienen en las casas. Ni más nueva, ni más vieja, normalita de todo. Pero no. No, queridos lectores. Resulta que esa chaqueta era una obra de arte propiciada por las musas más entusiastas y puestas en razón de la actualidad, exhibida en la exposición temporal del citado Museo. Todo esto sería así como ocurrencias más o menos afortunadas, si no fuera porque esta especie de arte mueve nombres, famas y montones de millones de dinero. Y es así, como se lo cuento. ¿Inspiración, oportunidad, o simplemente signo de los tiempos? ¿Idiocracia?

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