Opinión

Avances

Estamos en un punto de la historia en el que la vida no solo no se ha hecho más compleja que nunca, sino que se ha vuelto imposible para muchas personas. La informática ha centrado toda la actividad humana, y si bien es cierto que ayuda a agilizar infinitas gestiones, y a acercar a las gentes y a las naciones de mil maneras en fracciones de segundos, también ha colapsado la vida de quienes, por la edad, condiciones desfavorables para ponerse al día, o falta de conocimientos suficientes, no han podido entrar todavía en la vorágine de los medios que dominan la actualidad. Y si, a mayores, se tiene en cuenta que las sociedades de los países avanzados son muy viejas, y que la revolución tecnológica ha tenido lugar en un mínimo de tiempo, es fácil colegir que un sector importantísimo de seres humanos ha quedado huérfano y en tierra de nadie.

El mundo ha dado un vuelco, ha cambiado los sistemas de vida, la cultura, el lenguaje, el pensamiento… Las máquinas han ocupado la memoria, hace tiempo en desuso; han sustituído todo lo que había anteriormente, han devorado los siglos que forjaron los pueblos, en tanto que los avances se presentan cada vez más extraordinarios. Y esto que bien llevado podría representar una vuelta de tuerca, en reutilización hacia un futuro esplendoroso, se ha convertido en un fundido en blanco y negro, que da como resultado un gris poco prometedor.

Las redes, que podrían ser el instrumento clave para elevar los niveles de información, se han convertido en otra cosa, no se sabe bien en qué. Pero queda patente, salvo honrosas excepciones, que haberlas “hailas”; que si ustedes, queridos lectores, entran en cualquiera de los canales para enterarse de lo que pasa en este planeta tan convulso, y tomar el pulso al presente, se encontrará con toda clase de atracciones rarísimas, que le atraparan en su contenido. Desde noticias y comentarios interesantes, pero en la mayoría de los casos contradictorios o falsos, a muestrarios de animales, recetas de cocina, todas con queso, consejos y consejeros varios, cine, historia, y un sin fin de imágenes en movimiento entre las que pueden perderse y no encontrarse nunca.

Y entre toda esta amalgama, o cajón de sastre, están las personas que ponen en ellos su vida y su alma, y cuya esencia queda resumida en unas cuantas poses tratadas con filtros, en pantalla.

Te puede interesar