Opinión

Cinco sentidos

De pequeñitos se aprende aquello de los cinco sentidos. Desde el nacimiento, antes de saber en qué consisten, ya se practican en el olor de la madre, el sonido del corazón, el sabor de la leche, el tacto de sus manos, su rostro... Son parte consustancial de la vida. Gracias a ellos, a esos sentidos, se puede reconocer el mundo en que se habita. Ver, oír, oler, gustar, tocar. Qué maravilla no sólo poder sentirlos, sino ser conscientes de ese sentir. La revista Neuroscience, ofrece datos sobre tema tan interesante, a través de los estudios realizados por la Universidad de Rochester, que revelan que el principio del proceso radica en el sistema nervioso y “la flexibilidad en los tipos de cálculos que hace el cerebro para representar aspectos del mundo sensorial”. 

El profesor Krishnan Padmanabhan, asociado de Neurociencia, director del estudio, y autor de “Cell Reports”, señala la importancia del trabajo que realiza el equipo investigador, y que consiste principalmente en brindar nuevas herramientas a la ciencia para interpretar los patrones más importantes que hacen, en este caso concreto, para que se active el cerebro. Entre otras técnicas, se utilizaron simulaciones por computadora, y en el proceso se encontraron conjuntos de conexiones, las cuales trasportan impulsos desde partes distintas del sistema nervioso a las regiones sensoriales del cerebro. Todo muy complicado para legos en la materia. Sólo los expertos pueden entender la intrincada sucesión de tan ardua, pero satisfactoria tarea de investigación y descubrimiento de lo más oculto y prodigioso. Para el ser común, queda el placer de momentos que se disfrutan con el olor de una flor, la contemplación del desarrollo de una vida, el tacto de la piel querida, oír el rumor de la naturaleza y gustar los sabores que brinda la existencia. 

Y saber, eso sí, como siempre se incide en ello, que somos un auténtico misterio, que somos, cada cual, una isla constituida como las demás, con esos mismos cinco sentidos, pero ninguna igual a otra por mucho que lo parezca. ¿Cómo puede ser posible? Lo es. Algún día se desentrañará también el fenómeno de formar parte de miles de millones de seres humanos que participan, comparten, viven en la misma tierra, luchan acaso, esencialmente por lo mismo, y sin embargo como los planetas, cada uno se mueve por órbitas distintas.

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