Opinión

Cómo y cuándo fue

Todos los días te llevas una sorpresa, pequeña, sí, pero estimulante. ¿Cómo fue, y en qué momento se produjo el primer sonido que dio origen a la configuración de la primera palabra, y quién lo emitió? A los bebés se le dedican palabras incompletas, voces cariñosas, onomatopeyas, ruidos orales, como si ellos y sus progenitores fuesen tontos. Pero de todos es sabido que esos “ruidos” son fundamentales para que los oídos del recién pueda identificarlos, y más tarde conformen las palabras. Palabra: herramienta, verdadero prodigio puesto a disposición de la comunicación. Allá en algún sitio del cerebro está la clave, y junto a ella, una inmensidad de vocablos de los cuales se extraen los necesarios, como pepitas de oro de una mina, para ejercer la lógica. 

Cada palabra es preciosa, teniendo en cuenta el gusto especial de las personas. Las hay brillantes, resplandecientes, cariñosas y despectivas, amorosas, opacas y apagadas, bajas y altas, gordas y delgadas… Son un mundo de formas y colores. Tienen número, peso específico y medida, y se utilizan impelidas por el hálito que anima el ser. Pero son tantas las cosas que ocupan la mente del adulto que, poco a poco, sin percatarse de ello, algunas, o muchas, quedan relegadas al olvido, como piezas de un rompecabezas incompleto que ya no sirve. Pero, hete aquí, que de pronto, como si tuviera vida propia, hay una que nos asalta la memoria sin haberla llamado y con ella se produce un encuentro feliz. Y una se dice: “cuánto tiempo que no pronunciaba, ni oía pronunciar esta voz”. Y se siente satisfacción ante la recuperación de algo perdido, como el trozo de una fotografía que faltaba en el rostro de un ser querido que nos acompañó y ayudó durante parte del camino. 

Pero como todo en la vida evoluciona, y ellas también son esclavas del tiempo, envejecen, y dejan de estar vigentes, de modo que son retiradas del léxico común. Pero formaron parte de un tiempo oral en el que lucieron en el basto campo de la fantasía, la inteligencia, y los anales de la historia. Fueron puentes imprescindibles para aunar ideas y acercar entendimientos. Generosas, dejaron su sitio a otras más nuevas que colaboran en los temas a tratar. Pero, tal vez, no estén acabadas del todo, y todavía figuren en el diccionario en el que constan sus procedencias y significados. O sea, en el “libro de oro”.

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