Opinión

Crónicas de un maestro rural

Lo recibo como si de un regalo de reyes se tratara. Y con mucha más ilusión viniendo de quien viene. Es un libro cuyo título resume todo lo grande y lo sencillo de su autor: “Crónicas de un maestro rural. De Boston a la Ribeira Sacra”. El profesor Antonio Carreño, con su habitual maestría y sapiencia, muestra al lector la recopilación de una variedad de relatos, amplia y profunda. Un panorama en el que no falta la historia, la religión, la política, la literatura y la poesía, el pensamiento, la cotidianeidad, el pasado y el presente, lo clásico y lo moderno. Para leer el currículum de don Antonio Carreño hace falta mucho tiempo y para escribirlo no llega este espacio: entre otras muchas cosas es doctor en lenguas románicas por la Universidad de Yale, y asimismo Máster por Trinity College. Profesor, entre otras, de Brown University, University of Illinois, Columbia University… Sin embargo sus comienzos en la enseñanza se inscriben como maestro nacional en Ourense, su tierra. Una tierra que conoce, ama y refleja en fragmentos que hacen un todo. Especializado en la ingente y extraordinaria obra de Lope de Vega, su producción literaria es pródiga no solamente sobre el gran autor del Siglo de Oro, sino sobre otros campos literarios que sus eruditos estudios abarcan. “Crónicas de un maestro rural” está salpicado de nombres señeros de ámbito mundial de ayer y de hoy, en un compendio absolutamente cultural en el que el lector se sitúa ante un panorama de hechos y reflexiones que descansan sobre la base firme del conocimiento. Escrito de forma divulgativa, es un libro del que cualquier crónica que se elija, resulta tiempo ganado y enriquecedor. Es puramente humanidades: “La política es doctrina y arte; es opinión y es gobierno de estado; es la búsqueda del bien común y convivencia ecuménica. Es también simulacro y apariencia, astucia y sentido común, palabra no cumplida y engaño”; “Nadie mejor que Lope hizo del teatro el gran simulacro de su vida como representación. Rompió viejas fórmulas y fundó la llamada Comedia Nueva con piezas que persisten en el imaginario de la cultura de Occidente”; “A veces siento las manos de mi madre sobre la espalda, el despido enternecido, las tostadas para el largo viajar, la vuelta nunca cumplida”. Gracias, don Antonio, por este estupendo regalo vital y artístico a los ourensanos.

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